A PLENO PULMÓN
Cabezas  con mariposas

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Cabezas  con mariposas

El camarógrafo de la emisora de televisión  nos dijo que la noche anterior no había dormido bien.  Soñó que tenía abierta una ranura en la frente, cerca del nacimiento del pelo, como si se tratara de una alcancía o un buzón.   Pero nadie echaba cartas ni monedas por la ranura craneal; en cambio, por esa abertura le salían mariposas de todos colores y tamaños.  A medida que las mariposas se alejaban de su cabeza, iban aumentando de volumen hasta convertirse en grandes paracaídas coloreados. Vio  una mariposa amarilla gigantesca, del tipo Mauricio Babilonia, que  fue elevándose por encima de un altísimo edificio de oficinas.

 Poco después, el paracaídas amarillo empezó a descender; y cuando ya estaba a punto de caer en la calle, el camarógrafo pudo leer en letras negras: “exigimos el 4% para la educación”.  Entonces el paracaídas se desinfló sobre la vía; de su interior brotaron unos hombrecitos, vestidos de amarillo, que arrastraron el paracaídas hasta una camioneta morada donde cargaron el artefacto.  Los hombrecitos treparon rápidamente al vehículo.  En la calle quedó esparcido un polvo amarillo “como de alas de mariposa”.  ¿Será ese el polen de la educación?  ¿Es azufre molido? ¿Tendrá el óxido de la esperanza color de ahuyama?

 Estas cosas contaba el camarógrafo mientras esperábamos la hora de grabar el programa de aquel día.  La falta de electricidad demoraba todos los trabajos de la emisora.  –Anoche vi salir de mi cabeza una mariposa rojiza, con pintas blancas y moradas; voló hacia arriba acompañada de otra mariposa de mayor tamaño, de color gris, casi blanco; ambas mariposas fueron creciendo y se volvieron paracaídas de esos mismos colores.  Finalmente, un gran mariposón color púrpura expandió las alas y subió mucho más que las dos primeras. Se elevó tanto que por momentos lo perdía de vista.

 –¿En que acaba la cosa? preguntó el coordinador del estudio. –Bueno, como dije, las mariposas, de cualquier color que fueran, terminaban siendo enormes paracaídas que bajaban lentamente a tierra.  Antes de despertar pude percatarme de que el paracaídas púrpura era anchísimo; estaba provisto de ganchos, como si fuese un globo aerostático.  Cuando el paracaídas púrpura descendió, arropó por completo al rojo con pintas y al blanco grisáceo.

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