A PLENO PULMÓN
Cinema y escritura

A PLENO PULMÓN<BR>Cinema y escritura

El cine es un maravilloso arte visual en movimiento; nos permite asistir al drama de las vidas ajenas y sufrir o gozar desde una butaca.  Los crecientes recursos técnicos de la cinematografía, han ido añadiendo diversas bellezas al arte más popular de nuestro tiempo.  La “banda sonora” trajo música, risas, conversaciones, ruidos, explosiones, que “completaron auditivamente” los paisajes de campos, montañas, ciudades,  ofrecidos por el cine tradicional.  El arte dramático, la música y la danza, pueden confluir en el cine en una prodigiosa síntesis.  Para colmo, un gran director de cine es capaz de darnos, simultáneamente, la vida social y los sentimientos individuales.

Con la llegada del “technicolor” algunos fotogramas del cine pudieron “competir” con cuadros de pintores impresionistas; la mirada de un niño pobre, la de una mujer enamorada, sustituyen fácilmente un poema de cien versos.  Con la aproximación de un “close-up” podemos ver las gotas de lluvia cayendo sobre una ventana, con una claridad que no siempre es posible percibir en la “realidad extra-cinematográfica”.  Poesía, drama, pintura, música, concurren en el cine, alojados en el marco de historias verídicas o imaginarias.  El arte cinematográfico ha llegado a ser esencial para la transmisión de las noticias; por tanto, también para la conservación de los documentos visuales de la historia.

La política, el comercio, la publicidad, han experimentado cambios notables desde el “advenimiento” de la cinematografía.  Las imágenes del viejo “kinetoscópio” invadieron la convivencia universal; la “linterna mágica” transformó la vida del hombre contemporáneo. Centenares de obras de arte clásicas, de la literatura y del teatro, han llegado al gran público recreadas por el cine de hoy.  La televisión por cable hizo penetrar el cine en la casa; lo convirtió en espectáculo doméstico, en un placer cotidiano.

Falta examinar la influencia que tendrá el cine en la literatura y no al revés; no me refiero, simplemente, a las técnicas para producir guiones y argumentos cinematográficos, en las cuales cada día hay más escritores entrenados.  Lo importante es saber cómo los escritores podrán alcanzar “el flujo visual activo” del cine, mediante el uso de palabras tan decidoras que obliguen al lector a mirar el mundo por un cristal.  ¿Lograrán pasar de la fonética a la óptica?

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