A PLENO PULMÓN
Ciudadanar habitantes

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Ciudadanar habitantes

Antiguamente al agua de las pilas bautismales se la llamaba “agua de cristianar”.  Por obra del bautizo el niño empieza a ser cristiano.  Claro está, luego viene la confirmación, sacramento de ratificación en la fe, una suerte de reafirmación de mayoridad.   Lo que mis padres decidieron antes de que tuviese “uso de razón”, lo ratifico al alcanzar la plenitud de mis facultades.  Del mismo modo podemos decir que los niños, cuyo nacimiento declaramos ante el juez civil, no son ciudadanos; son meros habitantes de una ciudad determinada.  Sólo cuando llegan a la mayoría de edad obtienen derechos civiles y políticos.

 Existen seis millones de dominicanos con derecho al voto.  No todos ellos tienen conciencia de que su condición de ciudadanos no ha llegado al “punto de maduración”.  Legalmente, son ciudadanos; portan cédula personal de identidad y electoral; pero venden su derecho a elegir al mejor postor.  La democracia es un régimen político que funciona con grandes limitaciones en países con mucho desempleo y poca educación escolar.  Puedo ser formalmente cristiano, sin serlo en la realidad; y ser legal o “protocolarmente” ciudadano, sin que ello signifique compromisos u obligaciones de carácter cívico.  De ahí la necesidad de “ciudadanar” habitantes.  Una tarea tan importante como fue “cristianar” infieles tras la caída de Granada.

 Convertir habitantes en ciudadanos es una labor dificultosa; el habitante es tenido en cuenta solamente como consumidor.  Al corazón del consumidor van dirigidas todas la flechas de la propaganda comercial.  Las estratagemas de los mercadológos consiguen persuadirnos de que nos alimentemos con “pizzas”, “hamburguers” o “hot-dogs”.  Consumimos medicamentos de todas clases, por obra y gracia de la publicidad.  También objetos de lujo con poquísimo valor práctico. El costo económico de esos esfuerzos por “amaestrar” a los consumidores es enorme.

 Tal vez el Centro de Pensamiento y Acción del Proyecto Nacional Dominicano logre colectar fondos para el programa “apostólico” de “ciudadanar” habitantes.  Encontraría organismos internacionales, fundaciones privadas, ordenes religiosas, dispuestos a donar recursos financieros.  Varias ONG podrían entrenar trabajadores sociales para la gran operación social de “ciudadanar” los recursos humanos de la nación dominicana.  ¿Parece un sueño de enfermos con fiebre alta? Quizás el costo de “ciudadanar” sea menor que el de combatir el paludismo.

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