En un pequeño poblado del interior de cierta isla antillana reside un coleccionista de fotografías deportivas.  Este “archivero especializado” conserva imágenes de Marilyn Monroe con un bate de béisbol en la mano, sonriendo complacida frente al fotógrafo.  En los años cuarenta, la después famosa actriz acudía a los campos de entrenamiento de los equipos de Grandes Ligas.  Obtenía así publicidad gratuita al acompañar estrellas del béisbol.  El extraño coleccionista guarda también una vieja  fotografía de Ronald Reagan, entonces “aspirante a actor”, jugando ping pong en  el campo de entrenamiento de los Cachorros de Chicago, si no falla mi memoria.

 La vida de ambos personajes estuvo determinada por la publicidad y los vínculos personales que anudaron durante sus respectivas carreras. Los dos llegaron a ser figuras de relieve en el campo del cine, en los círculos sociales de California y, finalmente, de los EUA y del mundo entero.  Marilyn, nacida en Los Ángeles, California, comenzó siendo modelo para revistas.  Como todos saben, fue la esposa de Joe DiMaggio, el “Yankee clipper”, estrella fulgurante del equipo de Nueva York.  Ella protagonizó numerosas películas que no es necesario mencionar en esta ocasión.  En 1956 Marilyn se casó con el dramaturgo Arthur Miller, autor de “La muerte de un viajante”, obra teatral llevada al cine con grandísimo éxito.

 Ronald Reagan llegó a ser actor conocidísimo, dirigente sindical de sus colegas, gobernador de California y, por ultimo, Presidente de los Estados Unidos. Durante su campaña fue ridiculizado por tener el pelo teñido y la boca torcida.  Decían que era un anciano candidato con el pelo verdoso. No obstante, realizó una gestión política tan eficiente que “mereció” un atentado contra su vida.  Durante su mandato se desmembró la Unión Soviética y concluyó la Guerra Fría. 

 “Los comienzos” fueron parecidos para Marilyn y para Reagan.  “El final de las famas” es uno de los grandes enigmas de la existencia humana. Reagan ganó el ping pong político internacional mediante “la guerra de las galaxias”.  Los rusos aumentaron los gastos de defensa hasta límites insostenibles.  Murió aquejado del mal de Alzheimer, sin memoria de su propia carrera.  Marilyn, víctima de sus encantos femeninos, no se sabe si murió por suicidio, crisis nerviosa o asesinato.