A pleno pulmón
Contusión y veracidad

A pleno pulmón<BR>Contusión y veracidad

Él la vio caer del balcón como si fuese un bulto de correos lanzado desde un camión; cayó encima de un seto vivo de coralillos muy compacto; eso amortiguó el golpe.  Felizmente, sólo sufrió raspones en la piel.  Los troncos del seto vivo le aporrearon la espalda y hubo que llevarla al consultorio del médico osteólogo.  La embadurnaron con “ungüento para deportistas”.  Los vecinos decían que alguien la había empujado del balcón; pero ella nunca acusó a nadie; decía que la caída obedeció a “un descuido de mi parte”.  Durante varios meses durmió con almohadones en la cintura para aliviar los dolores de espalda.

 Pero después de la caída a Servanda “le cambio el carácter”, según afirmaba su propia madre cada vez que la visitaba.  Nunca más se asomó al balcón; tan pronto empezaba a obscurecer, cerraba la puerta y se refugiaba en el dormitorio.  Ahí escuchaba música, miraba la televisión.  Los amigos de Servanda observaron que sus conversaciones dejaron de ser alegres y optimistas, como lo eran antes de caer del balcón.  Los comentarios que hacía Servanda eran siempre “negativos o desencantados”, llegó a decir el hombre que vivía en la primera planta del edificio.  El golpe le ha producido un daño cerebral, aseguraba con tristeza.

 Ella se da cuenta de todo, aclaraba el que la vio caer.  Repite continuamente: “estamos vendidos e indefensos”.  La policía no sirve para nada; los traficantes de drogas controlan los negocios; los políticos se asocian con las mafias, “aquí y en el extranjero”; las compañías de servicios nos engañan cada día.  Se escucha lo que hablas por el teléfono, se conocen los mensajes que envías por tu “laptop”, los programas que ves por la TV.  “Me siento vigilada todo el tiempo”, concluía.

 –¿No tendría ella un delirio persecutorio que la impulsó a tirarse por el balcón? preguntaban los que no conocían a Servanda.  Muchos vecinos están convencidos de que ella no intentó suicidarse.  –Fue siempre una mujer honesta y cuerda.  Fíjense que en todos los casos dice la verdad.  Después del golpe se ha vuelto “otra persona”; actualmente no es capaz de disimular sus convicciones.  Se salvó de la caída; lamentablemente, ahora empezará a sufrir por su sinceridad.

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