Con gran sorpresa leí al pie de un documento enviado por Manuel Matos Moquete: ponencia escrita para el Tercer Congreso de Pensadores Humanistas, celebrado en la UASD, en julio de 2010. Me dije ¿hay en Santo Domingo tantos pensadores humanistas, hasta el punto de que necesiten organizar un congreso, como si fuese una especialidad de la filosofía? ¿Han podido reunirse en dos ocasiones anteriores? En realidad se trataba del Tercer Congreso Humanístico Centroamericano y del Caribe. Además, participaron en las discusiones algunos profesores españoles. La gran pregunta de la reunión fue titulada: Papel de las humanidades en la sociedad del conocimiento.
Existe un famoso texto acerca de la cultura científica y la cultura humanística escrito por C.P. Snow; se titula: Las dos culturas: la de los hombres de letras y la de los hombres de ciencia. Esas dos formas de aproximación a la verdad, según Snow, no tienen que ser antitéticas; podrían ser complementarias. Las humanidades son aquellas disciplinas cuyo centro es el hombre: filosofía, sociología, psicología, historiología. En el pasado, a las humanidades se les llamó ciencias de la cultura o ciencias del espíritu, sobre todo en Alemania. En Francia preferían llamarlas ciencias morales y políticas.
En ambos países las denominaban ciencias. El prestigio de las ciencias naturales irradiaba sobre las humanidades, intentando formalizarlas bajo los estatutos de la investigación física. La sociología, la literatura, la filosofía, la política, no pueden entrar en el corselete de la prueba experimental, como exige el conocimiento científico. Todo cuanto es mensurable o cuantificable en la naturaleza puede ser examinado científicamente. A medida que se perfeccionan los instrumentos de medición y observación, las ciencias naturales alcanzan sus objetivos con mayor precisión. Pero artes y pensamientos son escurridizas realidades humanas.
Stephen Jay Gould, paleontólogo norteamericano, es el autor de un libro que replantea el tema de Las dos culturas. Lo tituló Érase una vez el erizo y el zorro: las humanidades y la ciencia en el tercer milenio. El erizo (puerco espín) es símbolo de la ciencia; avanza confiado en la eficacia de sus púas. El zorro ejemplifica el procedimiento oblicuo y astuto de las humanidades. Gould propone la conciliación de ambas culturas, una alianza de zorros con erizos.