A PLENO PULMÓN
Curanderos políticos

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Se habla a menudo del crédito “menguante” de los partidos políticos en RD. Pero cualquier dominicano que haga una “encuesta informal” acerca de partidos y dirigentes políticos, descubrirá hechos que contradicen tal “mengua”.  Es “un hecho” que “los partidos mandan”; la gente acude a las urnas el día de elecciones; y vota masivamente.  Si los comicios son presidenciales la votación es mayor que cuando se trata de elegir alcaldes o legisladores.  Pero aun en estos casos, los votantes son muchos y, lo que es peor, los candidatos no alcanzarían su postulación si no es a través de partidos políticos.

Si un dirigente de un partido decide abandonar su vieja militancia política, y “pasarse” a otra organización, es recibido con aplausos y nominado poco después para un cargo electivo.  El partido que lo recibe se hace cargo de su destino político.  Parecería que, efectivamente,  “los partidos mandan”, que los dirigentes son bielas o engranajes de un maquinaria mayor que los mueve a todos.  A veces ciertos “entendidos” en los “trasfondos” de la política domestica, afirman: “ese hombre tiene mucha gente que lo sigue” en tal o cual municipio.   Llevará un nuevo “caudal de votos” que, en esa provincia, podría ser decisivo.

En ocasiones el dirigente que “se traslada” de partido no parece tener muchos seguidores; pero es acogido con beneplácito porque se busca “un golpe de efecto”.  Explican los “entendidos” que así se difunde la impresión de que los políticos del bando opuesto están abandonando “una embarcación que dan por perdida”. Que el sujeto no tenga adeptos que le sigan no es importante; lo esencial es que se diga: “se fue con fulano”.  Es un asunto publicitario: ese partido le esta “sacando” los militantes a otra organización.

La gente dice estar hastiada de los partidos: de su falta “de ideología”, de “seriedad” de proyectos sociales “concretos”.  Se pregona que los partidos carecen “de credibilidad”, así como la mayoría de sus dirigentes.  Pero siguen siendo los lugares donde acuden todos los días montones de individuos, como si fueran los consultorios de curanderos populares.  Las personas educadas piensan que las tisanas no curan fiebres económicas, ni urticarias sociales; pero los consultorios siguen llenos y los curanderos dando recetas.

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