A PLENO PULMÓN
Curso de aguas negras

A PLENO PULMÓN<BR>Curso de aguas negras

Un joven dominicano que emigró a los Estados Unidos consiguió empleo en una estación de gasolina. Entre sus obligaciones de trabajo figuraba la limpieza del baño que utilizaban durante todo el día sus compañeros de labores.  Esa limpieza se repartía, por turnos, cada semana.  Al cabo de seis meses el dominicano se acostumbró a ver reflejado su rostro en el agua del inodoro.  Un día comprendió que estaba perdiendo el tiempo en un trabajo con poca remuneración, sin satisfacciones personales, ni futuro promisorio. Molesto, inconforme, desalentado, bajó repentinamente la palanca del inodoro y vio desaparecer su cara en el curso de las aguas negras.

 Decidió entonces abandonar el trabajo con el que pagaba el alquiler y las comidas, “antes de que se lo tragaran a él las aguas negras de la gran ciudad”.             Así lo escribió a su madre Balbina, residente en un poblado de La Vega.  Buscó alojamiento donde otro dominicano al cual “le iba bien vendiendo automóviles reconstruidos”.  Vendía en los EUA y embarcaba para Santo Domingo. Al parecer, estos “carros rebildiaos” producían buenos beneficios.  Se convirtió en ayudante principal del “dealer” dominicano de vehículos “reacondicionados”.  Durante un desdichado fin de semana la policía realizó “una redada” y apresó tres dominicanos, entre ellos al “dealer” y a su nuevo ayudante.

 La venta de automóviles incluía el traslado de heroína de un estado a otro.  La droga no se exportaba; los carros, en cambio, se vendían dentro y fuera del territorio de los EUA. Aquel joven que contemplaba su cara en el agua del inodoro fue a parar a la cárcel.  Allí conoció algunos de los amigos del “dealer”, quienes eran mucho más prósperos y hábiles que su socio.  Tenían abogados, conocían los procedimientos judiciales de los fiscales, sobornaban funcionarios del presidio.  En poco tiempo aprendió lo que no había aprendido en la escuela de su pueblo.  Cuando fue repatriado a RD tenía una larga cicatriz en el pecho.

 Vive actualmente en una comunidad cercana de la capital; dice que no trabajará nunca más en “empleos regulares”.  En nuestro país hay “demasiadas oportunidades de negocios” y menos control que en los Estados Unidos.  El caudal de las aguas negras mueve toda clase de turbinas.

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