Nadie pone en duda que la educación escolar es de importancia fundamental; y todos admiten que la educación familiar llega al fondo de las almas de hombres y mujeres. Un adulto es un niño crecido que responde por igual a la educación que recibió en su casa y en la escuela. Sin embargo, la inevitable influencia de la sociedad tiene un poder decisivo sobre niños y adultos. El ambiente colectivo en que vivimos hoy nos afecta hasta los tuétanos. Los jóvenes están expuestos a una lluvia continua de noticias desalentadoras. Comentaré, a modo de ejemplo, tres noticias que aparecieron en los periódicos de ayer.
Un ciudadano británico, exdirector de la unidad contra el blanqueo de capitales del Banco Wachovia, declaró que los centros financieros de Londres y Nueva York son los mayores lavaderos de dinero de origen criminal. Estas declaraciones las hizo Martín Woods al periódico The Observer Es muy probable que este hombre conozca a fondo el tema del que habla: por su posición en un banco importante; por tener una larga relación con el mundo londinense de negocios. Muchos jóvenes dominicanos, al leer esta noticia, se dirán: si eso ocurre en el Reino Unido y en los EUA, qué no ocurrirá en la República Dominicana.
El periódico español El País ha publicado noticias penosas acerca de Nicaragua y RD. Las informaciones proceden de cables diplomáticos filtrados por el sitio web WikiLeaks. Según el embajador norteamericano Paúl Trivelli, Daniel Ortega, Presidente de Nicaragua, y Arnoldo Alemán, expresidente condenado a 20 años de prisión, hicieron un pacto que les permite dividir los partidos y corromper las instituciones del país. La Corte Suprema de Nicaragua liberó a Alemán, quien desea volver a presentarse como candidato a la presidencia.
Los cables afirman que el sistema judicial, el Consejo Supremo Electoral, la Asamblea Nacional, son ahora instituciones politizadas completamente.
Los dineros robados por Alemán fueron lavados en Panamá y la RD. El embajador norteamericano piensa que Alemán es un peligro para la democracia, que su regreso a la vida pública sería desastroso. Finalmente, doce militares dominicanos pasarán un año en prisión por despachar 33 kilos de cocaína al Canadá. Los jóvenes no confían en nadie; tienen sobrada razón.