A PLENO PULMON
Edad del espectáculo

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Para  calificar o definir algunas épocas de la historia humana se han acuñado varios rótulos: edad de piedra, edad de bronce, edad de la razón.  Hay escritores judíos que nos hablan de la “edad de los patriarcas”; economistas y sociólogos se refieren continuamente a la “edad industrial”.  Los historiadores tradicionales llaman Edad Media a los siglos comprendidos entre la caída de Roma y la toma de Bizancio por los turcos.  Estos “membretes” se crearon atendiendo a las herramientas utilizadas por el hombre en cada época; o tomando en cuenta el carácter de las relaciones sociales; también partiendo de sucesos políticos de grandes consecuencias históricas. 

 En nuestro tiempo se ha prestado especial atención a los cambios técnicos producidos por la ciencia aplicada.  “Edad del átomo” y “edad del espacio” son dos expresiones en boga.  En la actualidad todas las sociedades están dominadas por “los espectáculos”.  El cine, la televisión, las pantallas de las computadoras, nos ofrecen imágenes, acompañadas de colores y sonidos, para describir miles de sucesos reales o imaginarios.  Los “efectos especiales” introducidos por el cine han alcanzado la televisión  y “descendido” a la pornografía “on line”.

 Los artistas “pops” organizan espectáculos multitudinarios; publicistas y políticos hacen la misma cosa; unos para promover la venta de productos industriales, otros para ganar prosélitos y “reforzar” públicamente su propia “marca”, ideológica, política, administrativa.   No hay más que ver los gestos de artistas y políticos para confirmar que actúan “para las cámaras”.  Levantan un brazo, abren la boca, inclinan el cuello, a fin de parecer “hombres de acción”.  Sonreír es hoy “una necesidad” de relaciones públicas.  Las antiguas máscaras de los actores del teatro griego mostraban en la boca si eran para la tragedia o para la comedia.

 La influencia de los espectáculos abarca todas las clases sociales; afecta a viejos, jóvenes, hembras, varones.  Madonna, Lady Gaga, el Agente 007, “Terminator”, son modelos públicos de vida gozosa y peligrosa. Giovanni Sartori, prestigioso pensador político florentino, ha escrito que el hombre de hoy es un “homo videns”, gobernado por las imágenes.  El “homo sapiens”; y además  “homo faber”, “homo ludens”, se ha vuelto hombre mirón.  ¿Qué miraba Strauss-Kahn en TV  cuando decidió lanzarse desnudo sobre la empleada de Sofitel?

 

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