A PLENO PULMÓN
El acceso al crédito

A PLENO PULMÓN<BR>El acceso al crédito

La agricultura es una actividad fundamental para el hombre desde hace milenios.  Los cultivos permitieron que nos alimentáramos con regularidad, sin los altibajos de la caza y la pesca primitivas.  Sin embargo, el crédito para negocios agrícolas nunca es disponible en cantidades suficientes.  Los servicios comerciales y la producción industrial tienen menos riesgos que la agricultura.  Plagas, sequías, inundaciones, acechan al agricultor y anulan sus esfuerzos.  Con mucha frecuencia la agricultura requiere de subsidios del Estado, pues debemos seguir comiendo todos los días.  Hay países donde una porción pequeña de la población produce la comida del país entero.  Ese es el caso de los EUA.

En ese país la producción de alimentos está altamente mecanizada; las lonjas de granjeros trabajan para garantizar precios mínimos; existen silos para guardar granos, prevenir la escasez, evitar que se pierdan cosechas abundantes.  A pesar de ello, “el seguro agrícola” es costoso y el crédito no es tan cómodo como lo es para otras actividades económicas, en algunos casos menos importantes desde el punto de vista del empleo de mano de obra.

El acceso al crédito es un problema básico de los empresarios.  El famoso economista Joseph Schumpeter creía que era el centro de gravedad del crecimiento económico y de la innovación tecnológica.  En el pasado los estudiantes no eran “sujetos de crédito”; no habían alcanzado un grado académico, no tenían empleo.  ¿Cómo dar crédito a quien no podía pagar porque ni siquiera trabajaba?  El Crédito Educativo fue, en su momento, una modalidad revolucionaria de préstamos.  Los estudiantes, contra lo esperado, pagaron su educación y facilitaron así la educación de otros. 

El crédito hipotecario para personas de escasos ingresos es otro ejemplo válido.  La gente se empeña en pagar su propia vivienda.  Al ver la publicidad del Banco BHD titulada “mofeta”, pensé en lo justo y acertado que es prestar dinero a quienes son ordinariamente rechazados como “sujetos de crédito”, a pesar de tener talento, perseverancia, honradez, creatividad.  La apestosa “mofeta” puede convertirse en “nueva fragancia del humorismo”, prolongando estilísticamente clásicos nacionales y extranjeros: Chaplin, Cuquín.  Los publicitarios han dado en el clavo al ilustrar una nueva manera de concebir el crédito bancario.  El BHD acepta financiar probidad y calidad.

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