A PLENO PULMÓN
El cilantro ancho

A PLENO PULMÓN<BR>El cilantro ancho

Los hombres son criaturas capaces de poner los objetos de cabeza y, no obstante, sostener que permanecen de pie.  Una vez aceptan ciertas premisas como verdaderas, las usan para razonar y extraer de ellas “conclusiones lógicas” que podrían ser absurdas, inverosímiles, disparatadas. Hombres muy inteligentes naufragan a menudo en el oleaje –teóricamente perfecto–  de la lógica.  Eso no ocurrirá con ninguna mujer, sea tonta, inteligentísima, culta o ignorante. La causa de ello pudiera estar en las diferencias hormonales entre hombres y mujeres, las maneras divergentes de percibir la realidad propias de cada sexo.  Hembras y varones ven el mismo mundo; pero desde distintas ópticas.

Dice el cosmólogo Stephen Hawking: ….“podría sugerir que el denominado tiempo imaginario es realmente el tiempo fundamental, y que lo que llamamos tiempo real es algo que creamos sólo en nuestra mente.  En el tiempo real, el universo tiene un principio y un final en singularidades que forman una frontera para el espacio-tiempo y en las que las leyes de la ciencia dejan de ser validas.  Pero en el tiempo imaginario no hay singularidades ni fronteras”.  Los científicos han inventado el éter, el flogisto, las estrellas fijas y otros esperpentos teóricos.  Han peleado encarnizadamente por cada uno de estos entes sin fundamento real.

Lo abstracto y lo concreto son dos apoyos básicos en la persecución del conocimiento.  El entendimiento humano necesita fabricar esquemas, algunos “planes de atenimiento” frente a las cosas.  La idea del átomo surgió en Grecia como algo ajeno a cualquier forma de experimentación: la porción de materia más pequeña que cabe imaginar.  La “composición interna” del átomo continua produciendo perplejidades a los físicos de hoy.

La genialidad de Platón, su valor permanente, consiste en haber afirmado resueltamente el mundo de las ideas.  Hawking, prolongando esa tradición de 24 siglos, asevera: “tal vez el espacio-tiempo euclideo es el concepto fundamental y lo que consideramos espacio-tiempo real es obra de nuestra imaginación”.  Las matemáticas, obviamente, son instrumentos conceptuales imaginarios, puesto que los números son  epifenómenos, realidades ideales.  Mujeres matemáticas han sido escasas; temo que esas pocas también fueran “poco femeninas”.  Hawking llama “grumos locales” a galaxias y estrellas.  Al “caldo cósmico” las mujeres añadirían, irónicamente, cilantro ancho.  ¿Para darle mejor sabor?

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