A PLENO PULMÓN
El embuste político

A PLENO PULMÓN<BR>El embuste político

Así como se tiene a la poesía como arte supremo de la literatura, a la política debería considerársele disciplina superior del embuste.  Ningún astrólogo puede superar a un político entrenado en el oficio de ornamentar la mentira.  Los viejos políticos dominicanos fueron educados cantando himnos y canciones estimulantes del civismo, de la lealtad, del “respeto a los mayores”.  El Himno a las Madres, compuesto por la esposa del Presidente Horacio Vásquez, se escuchaba diariamente en las escuelas antes de comenzar las clases, durante la “Era de Trujillo”.  Ya no recordamos los nombres de las primeras damas de comienzos del siglo pasado; pero no hemos olvidado el de doña Trina Moya de Vásquez.

Ramón Emilio Jiménez escribió un libro titulado “La patria en la canción”, sumamente difundido en los primeros dos tercios del siglo XX.   Una canción infantil decía: “no digamos jamás la mentira;/ no engañemos a nuestros mayores”.  Los políticos más mentirosos de la RD crecieron bajo el adoctrinamiento de “no faltar a la verdad”.  La vieja canción afirmaba: “que no hay cosa más bella que un niño/ cuando sabe decir la verdad”: Esos políticos, cuando fueron mayores, se dedicaron programáticamente a engañar a los niños.  Los de hoy nos tratan “como si fueranos niños de teta”.

 Antes de devaluar una moneda los políticos “descartan toda posibilidad de que haya algún cambio en la paridad de las monedas”.  Y lo mismo ocurre con los impuestos; el indicio más claro de que los impuestos serán aumentados es que los políticos digan: “no habrá incrementos en las tasas y arbitrios impositivos”. Si se afirma que un presidente “goza de excelente salud”, con toda seguridad estará gravemente enfermo.

El Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha sido sometido a una operación quirúrgica en Cuba, para extirparle una lesión cancerosa.  Es la segunda vez que entra al quirófano. Sin embargo, “no se trata de una metástasis”.  Deseamos que el Presidente Chávez se restablezca de todas sus dolencias.  Es doloroso que un hombre joven esté aquejado de una enfermedad terrible.  Cuando el paciente de cáncer no es político, es posible que sufra “la recidiva”; pero si es político resulta inaceptable que sea “metástasis”.  Para los políticos mentir es una “necesidad fisiológica”.

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