A PLENO PULMÓN
 El lenguaje corporal

A PLENO PULMÓN<BR> El lenguaje corporal

 El “Listín Diario” publicó el día 9 de mayo, en la página cinco, una fotografía de los ejecutivos de la empresa Barrick Gold en el momento de saludar al Presidente Danilo Medina, después de acordar el “memorándum de entendimiento” entre la minera canadiense y el gobierno dominicano.  Esta fotografía es sumamente expresiva; vale más que cualquier explicación que puedan darnos los economistas acerca de los términos del acuerdo negociado. En la foto aparecen de frente: John Thornton, Kelvin Dushnisky, copresidente y vicepresidente de la firma, y otro funcionario cuyo nombre no está claramente descrito en el pie del grabado.  Los gestos corporales de estos tres hombres revelan asombro, disgusto, frustración.

 El Presidente Medina, de espaldas, levanta la cabeza mientras mira los ojos del espejuelado señor Thorton; uno de ellos tiene las manos entrelazadas, con los pulgares y meñiques tocándose y la boca fruncida en una mueca; otro personaje, con los labios apretados, dedica una escrutadora inspección al Presidente.  La fotografía debería hacerse circular entre psicólogos expertos en el “body language”.  No reconocimos el rostro del señor Derek Burney, negociador de la Barrick Gold y veterano diplomático –una persona de avanzada edad–, por lo cual suponemos que la tercera imagen corresponde al embajador del Canadá en la República Dominicana, Georges Boissé.

 Los gestos corporales dicen más que los discursos políticos y diplomáticos.  El Presidente ha enviado sus negociadores y se ha reservado él como “última instancia”; procedimiento inteligente que protege la autoridad del Poder Ejecutivo.   Ha combinado la persuasión con la coerción; amenazas y amabilidades, han cumplido sus papeles en el forcejeo por mayor participación en los beneficios de la mina de Pueblo Viejo.  Es natural que observen con “curiosidad antropológica” a un “voluntarioso” jefe de Estado caribeño.

 Durante su periodo de gobierno el actual Presidente obtendrá ingresos por unos 1,300 millones de dólares.  Los pagos que empezarían en el año 2019 comenzarán este mismo año.  Al impuesto sobre la renta se aplicará la tasa establecida de 29%, en lugar del 25%.  La participación del Estado será 51%.  La recuperación del capital invertido tardará diez años más, cuando el memorándum sea incorporado al contrato.  Si el precio del oro no baja, habremos brincado tamaño charco.

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