A PLENO PULMÓN
El olfato de artista

A PLENO PULMÓN<BR>El olfato de artista

Los artistas son personas hipersensibles que prestan atención cuidadosa a todo cuanto les rodea.  Sean pintores, músicos o poetas, perciben con anticipación los cambios en las sociedades.   Tienen la misión de ser “antenas” de las transformaciones humanas.  Por ello sufren a veces la incomprensión pública.  Sus refinados olfatos les permiten detectar las chispas del fuego antes de que se generalice el incendio.  Después que ellos “anuncian” el porvenir,  o describen la forma que podría tener, vienen otros hombres, menos sensibles pero más rigurosos, que se encargan de dar forma teórica a las entrevisiones de los artistas. 

Los artistas no son científicos; no “recolectan” datos disciplinadamente, no “compulsan estadísticas”, ni someten sus intuiciones a “pruebas experimentales”.  No pretenden ofrecernos un “conocimiento fundado”.  No son científicos, repito; pero son “testigos” del mundo en que habitamos y se sienten “llamados a declarar” sin que un juez lo haya solicitado.  Hacen lo que hacen sin coerción legal, sin obligatoriedad económica, sin presiones de ninguna clase.   Ponen en acción los cinco sentidos de que están provistos todos los hombres, para averiguar cosas que los demás no intentamos desentrañar.  Y, con razonamientos “a salto de mata”, arriban a conclusiones parecidas a la verdad.

Los artistas no desprecian a Aristóteles, ni desdeñan la lógica matemática; pero están convencidos de que logicidad y veracidad no siempre coinciden.  ¿El mundo de hoy está de cabeza?  preguntan sociólogos y educadores.  Su fuera así, ¿cómo podríamos volver a la posición original?  ¿Quiénes tienen la culpa de que estemos de cabeza? ¿Los políticos?  ¿Los economistas? ¿Los banqueros? ¡Nunca se ha celebrado en Davos una reunión de artitas para “dilucidar” los problemas del hombre contemporáneo!

Los políticos siempre llegan en el vagón número tres, detrás de los artistas y pensadores a quienes ellos les hicieron “asquillos” durante décadas.  No es sorprendente que existan políticos seguidores de Marx, de Keynes, del humanismo cristiano de Gabriel Marcel.  Se ha dicho que en nuestra época los hombres están divididos interiormente en trozos incongruentes.  Cubismo y surrealismo han irrumpido en los procedimientos de los partidos políticos.  Tal vez sea la hora de invitar los artistas, por más extravagantes que nos parezcan, a participar en congresos internacionales donde, seguramente, tendrían mucho que aportar.

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