A PLENO PULMÓN
El  recuento histórico

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Cesar Medina escribió ayer en su columna del Listín Diario un artículo en el cual se queja de que los dominicanos no se atreven a “documentar “su historia, ni a escribirla con “rigor”.  En el desarrollo de su escrito Medina menciona la muerte de Trujillo en 1961, el golpe de Estado contra Juan Bosch en 1963.

 Luego se refiere a la contienda fratricida de 1965, a la ocupación militar norteamericana subsiguiente; a los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer, a partir de 1966.  También toca el tema de la guerrilla de Las Manaclas, durante el gobierno del Triunvirato, donde fue capturado y fusilado Manolo Tavárez.

 Al terminar  “los 12  años de Balaguer”, en 1978, entra en escena el Presidente Antonio Guzmán, fallecido trágicamente poco antes de concluir su mandato.  Al leer todo esto me pareció asistir a una “película recordatoria” de mi juventud y de mi madurez.  En 1959 yo estuve vinculado a los grupos clandestinos que trabajaban para derrocar a Trujillo. Imaginativamente volví a ver las caras juveniles, llenas de entusiasmo, de Francisco Antonio Avelino, Abel Rodríguez del Orbe, Tirso Mejía-Ricart, del valiente Luis Gómez Pérez.  Durante algún tiempo, la Unión Cívica Nacional y el Movimiento 14 de Junio tuvieron directivos comunes; entre ellos el cardiólogo José Fernández Caminero.

 Las prisiones, abusos, torturas,  que precedieron la caída de Trujillo, fueron dolorosos sucesos que me afectaron profundamente.  He sabido de acontecimientos muy poco divulgados, en relación con los matadores de Trujillo y las persecuciones posteriores.  También viví de cerca el derrocamiento de Juan Bosch.  Tuve el privilegio de acompañarle a México, a la visita oficial que hizo a ese país, invitado por el Presidente López Mateos.  Regresé a Santo Domingo en el mismo avión en que viajaba Juan Bosch.  Al producirse el golpe de Estado, me tocó cubrir las noticias del Palacio, para el Listín Diario, durante los días siguientes.

En el gobierno de Antonio Guzmán participé como funcionario Encargado de Relaciones Publicas. Después de la muerte de Héctor Inchaustegui, el Presidente me nombró Secretario de Estado sin Cartera.  El suicidio del Presidente fue una conmoción social.  Estuve en la juramentación del vicepresidente Jacobo Majluta.  Ciertamente, es muy difícil escribir esta historia, documentada y con rigor.

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