A PLENO PULMÓN
El revólver y la vejez

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En la antigüedad había mayor respeto por la vejez que en nuestros tiempos.  Un hombre viejo, por el  sólo hecho de serlo, demostraba al mismo tiempo valor y resistencia física.  En las sociedades antiguas, guerras y enfermedades eran riesgos continuos.  Desinfectantes y antibióticos han reducido la mortalidad de muchas enfermedades; las guerras actuales consisten en complicadas movilizaciones militares, bombardeos “a control remoto” mediante equipos de alta tecnología.  Mientras la higiene prolonga la vida, la población civil sufre desvalida las guerras contemporáneas.

La “esperanza de vida” ha ido en aumento en casi todos los países.  En Andorra, 83 años; en San Marino, 81 años; en Suecia y Canadá, 80.  En el continente africano las cifras son diferentes. En Etiopia, 48 años; en Zimbawe, 37.  En la República Dominicana usted puede esperar vivir 71 años; en Haití, solamente 52.  Los problemas de la vejez están descritos en el Antiguo Testamento.  El famoso Salmo 89, atribuido a Moisés, afirma rotundamente: “los días de nuestra vida son en suma setenta años, y en los robustos, ochenta”; pero la valoración de la vejez ha cambiado.  No es lo mismo “un venerable anciano” que un insignificante “viejo de mierda”.

En algunos lugares los viejos jubilados se consideran “cargas sociales”.  Se les llama a veces “población económicamente pasiva”.  Los fondos de pensiones, a los cuales los viejos han contribuido durante sus años “laboralmente activos”, pueden “manipularse” financieramente con facilidad.  En primer lugar, porque “el viejo no cuenta”; y después, porque “de todas maneras” la inflación se tragará el valor adquisitivo de las jubilaciones.  Ha ocurrido así en países de Sudamérica,  en Rusia. El “anciano respetable” merecerá siempre mejor trato que el “viejo de mierda”.

De estas “cosas serias” surgen preguntas risueñas o impertinentes.  Las expectativas de  vida en México alcanzan 73 años.  ¿Son aplicables esas estadísticas a Ciudad Juárez, donde todos los días matan a tiros dos docenas de individuos?  El auge de la delincuencia en RD no altera aún la duración de la vida pero afecta su calidad y disfrute.  Los tipos armados con revólveres que alardean en SD son muchísimos.  Estos machazos, capaces de agredir “viejos de mierda”, benefician de “virilidad reforzada”.  El revólver  funciona como un “pene lateral supernumerario.”.

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