Eso de que “vamos por partes” es un procedimiento útil para la enseñanza.  A los niños debemos darles a conocer las vocales y después las consonantes que pueden combinarse con ellas.  También “ir por partes” es conveniente en la investigación científica, que casi siempre recurre al análisis o partición.  Pero la vida es un “all-together”, una oferta conjunta con aire y tierra, sufrimientos y gozos.  No elegimos cuál será el país de nuestro nacimiento; no tenemos la menor intervención en cuanto al carácter e inteligencia de nuestros padres.  De golpe y porrazo nos encontramos viviendo en una casa rodeada de pobreza por todas partes; o en un palacete lleno de lujos.

Los artistas pretenden darnos visiones de la vida humana que “contengan” largo, ancho, espesor, olor, color y sonido.  Percibimos la hediondez de una cañada junto con el perfume de una enredadera de jazmín vecina… que se alimenta del agua podrida.  A veces una hermosa música nos llega mezclada con gritos y malas palabras.  La vida es una aglomeración de presencias simultáneas.  Al lado del santo, en el mismo autobús, viaja el criminal; junto a mujeres bellísimas, coexisten monstruosos engendros de la naturaleza.

Agria o picante, amarga, dulce o salada, urticante o acariciante, la vida va mostrando caras diversas; unas veces nos sonríe; en otras ocasiones nos hace muecas o saca la lengua.  Es un contrato de adhesión que debemos firmar sin pestañar.  “Eltodojuntodelavida” hay que aceptarlo entero, sin que podamos rechazar un “trozo torcido”, un pedazo que nos disguste.  En este asunto, como en muchos otros, los artistas asumen puntos de vista mucho más abarcadores que los de filósofos y pedagogos. 

La vida social incluye artistas, filósofos, educadores, comerciantes, políticos, asesinos a sueldo y toda clase de ejemplares humanos difícilmente clasificables.  Los “ambientalistas” se empeñan en probar que nuestro planeta es cada vez menos “vividero” porque lo hemos ido contaminando al explotarlo.  Insisten en “el conjunto” de la biodiversidad.  En esta nota nos limitamos a “la fauna humana”  y sus respuestas a estímulos del contorno.  “Eltodojuntodelavida” exige un tratamiento holístico y, al mismo tiempo, otro de jardinería: cultivar algunas plantas y extirpar otras.  Existen hierbas venenosas y arbustos medicinales.  ¿Aprenderemos a distinguirlos con precisión?