A PLENO PULMÓN
Encuesta heterodoxa

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Algún periodista impertinente debería hacer una encuesta acerca de los “propósitos y empeños” que movilizan la conducta de la gente en estos tiempos.  Dicha encuesta no tendría, presumiblemente, el apoyo de los partidos políticos, ni de las empresas comerciales o industriales, pues sus resultados numéricos tal vez no tengan inmediata utilidad mercadológica.  Por eso el periodista que la emprenda ha de ser “un impertinente”.  Primero que todo, la encuesta estaría dirigida a la clase media “con sus tres estratos”, como diría Juan Bosch.  El primer defecto que le achacarían sería no tomar en cuenta a “las masas populares”.  Las muestras no deberán recogerse en calles y plazas sino en bares, restaurantes, comedores económicos.

 Los apóstoles de Cristo no eran pobres de solemnidad; eran pequeños propietarios que trabajaban junto al Mar de Galilea.  Poseían barcas, redes, anzuelos; el apóstol Pedro fue dueño de una pequeñísima casa en una época en que no había crédito hipotecario.  Tenían intereses colectivos, ocupaciones regulares, relaciones de proximidad.  No estaban desempleados, durmiendo “bajo los puentes”.  Es claro que confrontaban problemas y les unían algunas esperanzas.  Quizás por eso abrazaron aquel proyecto de vida común.  Por tanto, realizar una encuesta dentro de la clase media podría arrojar resultados sociológicamente sorprendentes. 

  ¿Cuáles serían las preguntas centrales de tal encuesta impertinente?  Hay personas con fe religiosa que viven abochornadas por la conducta de funcionarios públicos, policías, dirigentes políticos.  ¿Podríamos medir cuál es el grado de indignación que sienten, conocer el número de individuos con esas creencias cristianas que comparten parecidos imperativos morales?  También habría que averiguar cuántos son agnósticos, ateos, indiferentes o “cientificistas” militantes.  Existen, además, gentes movidas por puros intereses políticos o de dominación.  Esas personas, por lo general, pertenecen  a la clase media.

 Los “propósitos y empeños” de cada uno de estos grupos han sido, hasta ahora, materia de opiniones sin fundamento documental o estadístico.  Unos desean ganar dinero, por encima de todas las cosas; otros quieren, exclusivamente, alcanzar poder político a través de los partidos.  La última Carta Pastoral del Episcopado Dominicano condena duramente el relajamiento de las costumbres, la ausencia de compromiso ético en los diversos grupos sociales.  Esta imaginaria “encuesta heterodoxa” vendría a ser, simultáneamente, tan novedosa como necesaria.

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