A PLENO PULMÓN
Encuevación general

A PLENO PULMÓN<BR>Encuevación general

Hace algunos años era frecuente oír: “tengo que salir a la calle; estoy harto de estar entre cuatro paredes”. Hombres y mujeres parecían siempre  dispuestos a abandonar la casa e ir a pasear, a visitar amigos, a “dar una vuelta”.  Había una reprimenda “clásica” de las esposas a los maridos: “dale calor a tu casa”, quédate aquí esta noche con tu familia, “tus hijos quieren conversar contigo”.  Otra expresión estereotipada de queja: “este hombre sólo se queda en la casa si está enfermo o si hay una tormenta tropical”.  Esas actitudes han cambiado radicalmente.  La gente no quiere “estar en la calle”, sobre todo en horas de la noche.

En los últimos tiempos se ha visto un “repliegue general hacia los hábitos domésticos”.  Una buena comida hecha en la casa puede ser mejor y más barata que la de un restaurante.  Pero todavía son muchos los que prefieren “no bregar con la cocina y ser atendidos por un camarero”.  El alto costo no ejerce “suficiente poder disuasorio del gasto”.  Al fin y al cabo, la cuenta será pagada con una tarjeta de crédito, mediante la firma de un papel y aplazada hasta el mes que viene.

Pero los asaltos, robos, crímenes, tiroteos, nos persuaden de que “mejor es recogerse temprano”.  Un adulto en la tercera edad dice, abiertamente, “qué tengo yo que buscar en la calle después de las nueve de la noche”.  La inseguridad y la impunidad han estimulado la venta de libros de cocina, el alquiler de películas, el uso de las redes de “Internet”.  Desde que concluye el horario de trabajo, hombres y mujeres acuden a sus citas con el televisor o el computador.  En una “laptop” podemos “encontrar de todo”: noticias, amistades, películas, música, juegos de mesa; y no salimos a la calle a “exponernos a la violencia”.

¿Cuál será el resultado social del “encuevamiento general de la población”?  ¿Es una huida hacia la guarida, como hacen los animales perseguidos?  Desde la madriguera los animales preparan su próxima incursión en el peligroso mundo exterior.  Los seres humanos tal vez mediten, metidos en sus casas, acerca de la penosa situación en que viven.  Probablemente ese retraimiento permita “repensar lo que nos pasa”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas