A lo largo de toda mi vida me ha causado grandísimo asombro ver la espantosa ferocidad de las enemistades en la República Dominicana. Enemigos los hay siempre, en cualquier país y en cualquier tiempo. El odio no se ha inventado en las Antillas. Personas y familias pueden odiarse a muerte durante décadas. Los Montescos y los Capuletos, sin embargo, presentaron una fisura: Romeo y Julieta. Entre nosotros se dan odios más difíciles de romper que un núcleo atómico. He oído decir mil veces: yo no lo puedo ver ni en pintura. Quizás esto no sea más que un cliché expresivo.
Pero también he escuchado: donde él se sienta no me siento yo, aunque sea en una sala de cine. Y de igual manera: si el entra a un lugar, yo salgo enseguida; no podemos estar juntos, desde que lo alcanzo a ver me da urticaria. Este odio abarca negocios, política, artes y letras. Hay escritores que declaran abiertamente: jamás he leído una línea escrita por ese sujeto; ni pienso leerla en los próximos cien años. En nuestro país puede decirse que se cultiva el rencor. Se usa la palabra rencorista para designar el carácter de una persona movida por el resentimiento. El rencorismo es algo así como una doctrina.
Hay individuos rencoristas contra el doctor Balaguer, quien gobernó por 22 años; desde luego también existen rencoristas contra el profesor Juan Bosch, quien solo gobernó durante seis meses; y rencoristas que odian al doctor Peña Gómez, líder del PRD, que no llegó a ser presidente. Los partidos políticos dominicanos son comunidades radiactivas donde los odios y particularismos crean guerras permanentes. Las peores descalificaciones proceden de los militantes de nuestros partidos.
He leído en los periódicos más de una vez: el señor fulano de tal no tiene calidad moral, para acusar a nadie en este país; y también: zutano carece de las credenciales profesionales e intelectuales para opinar de asuntos administrativos o de gobierno. Esta manera de proceder los políticos, sus continuas depredaciones del erario y bochornosos pleitos personales, están llevando la población a límites intolerables. En muchos países se han formado ya fuertes movimientos de opinión contra las formaciones políticas en ejercicio ¿Cuándo tocará a RD?