A PLENO PULMON
Entrevistar ancianos

A PLENO PULMON<BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2013/02/77C77E9A-0A01-41D2-803E-1F93B01AA732.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=212 data-eio-rheight=390><noscript><img
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 –Lo primero que debo decirle es que casi todos mis amigos han muerto.  Quedan algunos, pero viven lejos de la ciudad colonial. –¿Por qué no hace nuevos amigos? –Claro que los hago; tengo amistad con varios vecinos, con personas que encuentro todos los días en la calle; sin embargo, no es lo mismo un viejo amigo de la infancia que un conocido reciente; es imposible volver a la confianza, la complicidad y al afecto de la juventud.  ¡He visto tantas cosas que desearía contar! Quisiera tener unos pocos testigos; por eso echo de menos a mis amigos de verdad.

 –Cuénteme dos o tres de esas cosas, aunque no haya testigos que confirmen sus historias.  –¡Ya lo ve! Usted podría no creer nada de lo que le diga; pensará que invento mentiras para parecer importante frente a un periodista.  –Nada de eso; usted tiene cara de hombre serio.  Miré atentamente el rostro del sujeto: grandes arrugas a ambos lados de la boca, bolsas bajo los ojos, cejas espesas y abundante pelo blanco.  No obstante, sus gestos y su voz daban una impresión de fuerza y salud. –Yo he visto asesinar a un héroe cívico en la calle; después he asistido a la conversión del héroe en villano y de sus matadores en próceres.

 –Alguien debe aclarar esas miserias de la política, de nuestros historiadores y de ustedes los periodistas. ¿No le parece?  –Siempre las historias tienen dos versiones; por tanto los periodistas presentan dos “bajantes” para cada noticia: lo que dicen los trabajadores y lo que dicen los patronos; lo que declaran los manifestantes y lo que afirma la policía.  –Sí, es cierto, pero lo que yo le diga no tendrá dos bajantes sino uno sólo.

 –Confío en que así sea; creo en la intuición y en las “corazonadas”.  Cada vez que me llevo de impulsos espontáneos me salen bien las cosas.  Mi matrimonio, mi trabajo, mis reportajes, son hijos de la intuición.  Estoy vivo porque siempre he atendido más al olfato que al razonamiento.  En la época de Trujillo me libré de la muerte tres veces por seguir mis “corazonadas”.  –Lo aseguro; sé bien cómo ocurrieron los crímenes inmediatamente posteriores a la muerte de Trujillo.

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