A PLENO PULMÓN
Escama número catorce

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Escama número catorce

La escama número catorce de “Ubres de novelastra” se titula “Un pasaje a la otra punta”.  Relata la intención del personaje Ladislao Ubrique de viajar a Santiago de Cuba, a Bayamo, la Sierra Maestra.  Pide información al camarero de una cafetería de La Habana quien le dice: –“Usted, según parece, lo que pretende es hacer un viaje al pasado.  Háblele a Lidia; ella le dirá cuál es el mejor camino; tal vez hasta se anime a acompañarle.  Pero no se meta en eso de ir al pasado sin saber lo que piensan los babalaos.  El pasado está repleto de muertos y de pleitos; el pasado no duerme, sólo dormita”.

 –“Cualquier acontecimiento que coja desprevenido al pasado lo revive y relanza.  El pasado está guardado provisionalmente.  El Partido tiene a su cargo la vigilancia del pasado.  Siempre los funcionarios quieren saber qué busca un extranjero en Bayamo o en la Sierra Maestra.  Sin que usted se dé cuenta podría azuzar muchos fantasmas.  En Santiago hay días en que se ven huesos entre las olas que llegan al puerto.   Dicen que son marineros españoles que murieron ahogados hace cien años. En la Sierra Maestra se oyen gritos y tiros en medio de las montañas. Allí hay muertos que hablan en inglés y no vienen de Guantánamo.  En Bayamo existe un pozo donde se escuchan lamentos de los patriotas de 1878”.

 –“El pasado es un “ajiaco” que alimenta a los pueblos y también los envenena.  En el lado opuesto de la Sierra Maestra está la base de Guantánamo.  No es fácil bregar con vivos y muertos a la vez.  Mire usted, yo conozco dos pueblitos situados antes y después de Santiago; uno es Ojo de Toro, al pie de la Sierra Maestra; otro es Daiquiri, frente a un mar que no descansa.  Estoy seguro de que encontrará algunos guajiros que le contarán cosas interesantísimas de cualquier época; pero tenga cuidado, con la historia no se juega”.

 La inauguración de la Universidad Henri Christophe, en La Limonade, permite rememorar degüellos y la batalla que ganaron higueyanos y españoles (enero 21/1691), de donde arrancan: la devoción a la Virgen de La Altagracia y el “uso heroico” del machete entre dominicanos.

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