A PLENO PULMÓN
Escama setenta y cuatro

A PLENO PULMÓN<BR>Escama setenta y cuatro

El pasado fin de semana entré en una farmacia a pagar mis cuentas de teléfonos; había una larga cola de personas que deseaban jugar “seis números del loto”.  Los que llegaban a pagar sus teléfonos debían esperar a que atendieran a los jugadores.  Uno de ellos me dijo: “juegue su loto; quizás mañana amanezca rico; es cuestión de suerte”.  –¿Hay algunos números especiales que tengan más suerte que los otros?  contesté.  –Sí, claro; el número de la placa del carro en que mataron a Trujillo: 1823, más el año 59 o el año 60.  Esos números no fallan.

 Recordé entonces la conversación de un personaje de “Ubres de novelastra”, mientras viajaba de La Habana a Camagüey.  –“En estas islas del Caribe la suerte lo determina todo: el amor, la política, el bienestar económico, la salud.  No pasa un sólo día […] sin que alguien me hable de la suerte.  Subo a este autobús y tú aseguras que la suerte me aguarda al término de la carretera.  La casualidad llegará a ser, cuando pase el tiempo suficiente, una divinidad antillana.   En Praga escuché a un estudiante que mencionó la isla de Martinica, una de las Antillas menores.  La emperatriz Josefina nació en esa isla pequeña; su primer marido murió en la guillotina; Napoleón la tomó por esposa, adoptó a su hijo Eugenio y le hizo virrey de Italia.  ¿No es obra de mucha suerte nacer en la Martinica y reinar en toda Europa?”

– “Los políticos invocan la suerte y el destino porque siempre están bailando en la cuerda floja.  Las islas de las Antillas son españolas, francesas, inglesas, holandesas, norteamericanas; han girado en una “ruleta imperial”.  A veces “la suerte” llegaba a bordo de flotas armadas.  Jamaica empezó española y acabó siendo inglesa; Cuba fue española y norteamericana; la isla de Santo Domingo quedó partida en dos: una parte española, otra francesa.  Puerto Rico es en la actualidad una isla bilingüe: cultura española y hábitos norteamericanos.

–¿Por qué esos números no fallan? pregunté a mi compañero de cola.

–Porque la muerte de Trujillo, un hecho histórico tremendo, se incubó en 1959 y ocurrió en 1961.  Todo eso permanece flotando en el aire y entra al globo.

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