A PLENO PULMON
Excrementos y flores

A PLENO PULMON<BR>Excrementos y flores

 –La fuerza del agua arrastra excrementos y flores y los arroja en el Mar Caribe; se lo digo porque lo he visto muchas veces y estoy segura de ello.  Cada vez que cae un gobierno dictatorial o estalla una guerra civil: en Cuba, en España, en Centro-América, aquí vienen a parar flores y excrementos.  Llegan educadores y artistas y también asesinos y ladrones.  El hombre que modeló el rostro de esa mulata, María Trinidad Sánchez, se llamaba Manolo Pascual.  Era un español que salió huyendo de su país en tiempos de Trujillo.  Las personas que les presentaré son hijos o nietos de estos emigrantes desesperados.

 –Usted comprobará, en cuanto los conozca, que los nietos de artistas y educadores continúan siendo educadores y artistas; en cambio, los nietos de ladrones y asesinos no han dejado de ser asesinos o ladrones.  El genio y la figura van más allá de la sepultura: hijos de gatos cazan ratones.  Usted habrá oído un refrán que dice: perro huevero aunque le quemen el hocico.  Le advierto estas cosas para que tenga cuidado; un artista puede ser fantasioso o vanidoso; pero casi nunca es peligroso, a menos que esté loco.  Pero los asesinos son peligrosos siempre, especialmente con periodistas.  Mida bien sus palabras.

 Al terminar de hablar la mujer noté que algunas personas de los alrededores nos miraban con sorpresa.  Parece que esa placita tan pequeña no es usada habitualmente para conversaciones de hombres con mujeres.  Tal vez sea, me dije, que está en el cruce de tres calles y todo el que pasa puede observar a quienes se detienen a platicar en el triángulo.  Por un momento me asaltó el pensamiento de que podría, sin saberlo, estar metiéndome en un lío.

 –Señor, me tengo que ir; todos estos curiosos quieren escuchar nuestra conversación; también desean averiguar cuál es la relación que existe entre los dos; esa banda de chismosos espera que yo suba a su vehículo y desaparezca para irlo a contar enseguida.  Antes de irme le recomiendo poner un termómetro debajo del moño de María Trinidad Sánchez.  Cuando oiga tocar las campanas de la iglesia de Las Mercedes le subirá la temperatura a la mulata patriota. Ensáyelo usted mismo.

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