A pleno pulmón
Existencia esquizoide

A pleno pulmón<BR>Existencia esquizoide

Los pobladores de las congestionadas ciudades de hoy viven sacudidos por tensiones contradictorias.  Atrapados entre la ley, el orden y las costumbres, no pueden controlar la violencia de pandilleros, terroristas, asesinos a sueldo,  traficantes de drogas.  El llamado orden jurídico: Constitución, códigos, tribunales, es una “estructura deseable” en proceso de desarrollo.  El desorden, la violencia, la criminalidad, desbordan a menudo el poder coercitivo del Estado.  Los maleantes pueden aliarse con la policía; y los alcaldes ser socios de sus negocios turbios.  El ciudadano común percibe que esas aguas negras subterráneas corren sin pausa bajo nuestros pies.  En la superficie todo parece estar tranquilo.

 Se supone que los partidos políticos, las “autoridades legítimas”, las “instituciones establecidas”, están en condiciones de corregir, desviar o modificar, el curso de esta situación penosa y frustratoria.  Pero resulta que grandes porciones de las sociedades contemporáneas manifiestan abiertamente su rechazo a los políticos y a la política, de cualquier signo que ésta sea.  El descrédito de las organizaciones políticas es un fenómeno general.  La gente no tiene fe en que los políticos sean eficaces gerentes de los negocios públicos.  Navegamos en barcos donde mandan unos capitanes en los que no confiamos.  Pero los pasajeros no se atreven a amotinarse.

 Ninguna ideología política tiene el poder de entusiasmar a las multitudes, como ocurría en el siglo pasado.  Las nuevas generaciones sienten “estar de vuelta” de las “ilusiones sociales y políticas”.  Dicen tener los pies bien asentados en la tierra.  Es probable que en algunos casos sigan teniendo “la cabeza en las nubes”, si inhalan cocaína o usan “hachis”.  El caso es que no hay esperanza en el porvenir, ni voluntad para trabajar; pero, en cambio, sí enorme inconformidad.

Desdichadamente, contradicciones y paradojas son más agudas en el “sólido” mundo económico que en el “desvaído” terreno ideológico.  Un periodista ruso opina que todo anda mal en su país, “pero no podemos hacer otra revolución” ¿Para qué serviría?  Una mujer china presentó una querella contra la Reserva Federal de EUA: sus pequeños depósitos en dólares bajan de valor “por las continuas emisiones de moneda”.  Que ocurra en China, país beneficiario de esa expansión monetaria, confirma que ideología y economía son hoy dos actividades esquizoides.

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