A PLENO PULMÓN
 Extranjeros fecundos

A PLENO PULMÓN<BR> Extranjeros fecundos

Un extranjero impartió lecciones de filosofía y de historia a los “trinitarios”, poco después de 1838.  El sacerdote peruano Gaspar Hernández fue escogido por Juan Pablo Duarte para que instruyera a los miembros de la recién fundada sociedad secreta “La Trinitaria”.  En el juramento de los “trinitarios” se afirmaba inequívocamente que aspiraban a establecer una República “libre de toda dominación extranjera”.  Según  parece, Duarte deseaba también que viviésemos  “libres de la ignorancia”, que es la peor de todas las sujeciones puesto que nos ata desde dentro.  Si no hay quien tenga el conocimiento de una disciplina, es obvio que tampoco habrá quien lo transmita.

 A Duarte no le importó que Gaspar Hernández fuese un religioso extranjero, monárquico y conservador.  Lo importante era su versación en filosofía y en historia.  Esta primigenia “escuela de cuadros” políticos indica la importancia que Duarte concedía a la educación.  Se ha comprobado que nuestro sistema educativo  actual adolece de múltiples deficiencias; en conjunto, muy mal valorado por los organismos internacionales.  Eso no impide que existan buenos profesores dominicanos en la enseñanza primaria, secundaria y aun en la educación superior.  El problema es que la formación del profesorado exige hoy un ritmo y una calidad determinados; sin alcanzarlos no podrían crearse “los recursos humanos” que requiere nuestro desarrollo económico y social.

 El Presidente Medina ha explicado la necesidad de formación, intensiva y rápida, del profesorado en la RD.  Algunos miembros del gremio de maestros se oponen a la “importación” de educadores.  Arguyen que los extranjeros no conocen la idiosincrasia de los dominicanos.  Si eso fuera así, los japoneses no habrían podido occidentalizarse; circunstancia a la cual deben su extraordinario desarrollo económico; ni los chinos estarían hoy a punto de convertirse en la primera economía del mundo.

 ¿Cuál ha sido la experiencia dominicana? Dejaré a un lado el caso del puertorriqueño Eugenio María de Hostos, quien provocó una revolución en nuestra educación decimonónica. Sin embargo, me parece pertinente, mencionar el “sacudimiento cultural” causado por la llegada a SD de exiliados españoles de la guerra civil: Casals Chapí, en música; Julio Francés, Emilio Aparicio, en teatro; Gausachs, Vela Zanetti, pintura; Manolo Pascual, escultura; Gil Arantégui, educación.  Paro de contar por falta de espacio.

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