A PLENO PULMÓN
Francisco Comarazamy

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Francisco Comarazamy

El periodista Francisco Comarazamy ha muerto a la edad de 104 años.  Fue un buen amigo durante más de 50 años.  Era hombre de trato cordial, empeñado siempre en “hacer las cosas correctamente”.  En el mundo periodístico dominicano realizó todas las tareas que pueden cumplirse en un largo ejercicio profesional: reportero, redactor, corrector de estilo, jefe de redacción, subdirector y, finalmente, director general. En todos los casos realizó su trabajo con dignidad, responsabilidad, dominio del oficio.  Tranquilo y sereno, jamás abusó de los subalternos principiantes; tampoco permitió nunca que “le faltaran al respeto” que creía merecer por su conducta y laboriosidad.

 Me tocó viajar a México con Francisco Comarazamy y otros periodistas dominicanos, a la visita oficial que el Presidente Juan Bosch hizo en 1963 al Presidente mexicano Adolfo López Mateos.  Comarazamy cubriría los actos por “El Caribe”; yo lo haría por el “Listín Diario”.  Como saben todos, el Presidente Bosch utilizó en este viaje un viejísimo avión militar, previamente acondicionado por mecánicos especialistas.  El aeroplano no podía volar grandes distancias; debía tomar combustible cada tantas horas de vuelo.  Hicimos escala en Jamaica, luego en Belice, Honduras británica, después en Mérida, Yucatán y, finalmente, en Ciudad México.  Ese trayecto sirvió para que anudara amistad con Francisco Comarazamy. 

 En México se celebraría el aniversario de la Revolución; habría actos conmemorativos, discursos, espectáculos de bailes folclóricos, desfiles militares, condecoraciones.  En todas esas ceremonias participarían ambos presidentes.  Asistimos a numerosas ruedas de prensa, locales e internacionales.  Huéspedes del “Hotel María Isabel”, desayunábamos o almorzábamos juntos diariamente; y en esos encuentros conversábamos acerca de libros; me contaba viejas historias sobre San Pedro de Macorís en la época de “la danza de los millones”.

 Regresamos a Santo Domingo, en el mismo avión, en compañía del Presidente Bosch y su comitiva, pocos días antes del golpe de Estado de septiembre 25 de 1963.  Durante las semanas que siguieron al derrocamiento de Bosch hablamos a menudo por teléfono para confirmar rumores políticos o precisar detalles de pesquisas policiales.  En México, el Presidente López Mateos nos obsequió a ambos sendas bandejas de plata, con teteras y cafeteras.  Alguien nos dijo: “en apuros económicos podrían venderse”.  Comarazamy vivió un siglo; nunca vendió su bandeja.

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