En tiempos de Trujillo se podía dormir con la puerta abierta. En aquella época había orden, aunque no hubiese libertad. Los ladrones sabían que a las tres, cojita es; si les cogían tres veces, la última significaba la muerte. Para eso Trujillo tenía unos jefes de policía a quienes no les temblaba el pulso; actuaban sin contemplaciones; partir pescuezos de los delincuentes es, en realidad, un método de profilaxis social. Además, castigaba enseguida a los funcionarios ineptos. Trujillo tenía el control del país.
Estas expresiones las oímos a menudo en boca de sinvergüenzas redomados que al decirlas ponen cara de ingenuos e inmediatamente estallan en risotadas sarcásticas. Muchísimas personas, que no vivieron en la Era de Trujillo, generalmente ciudadanos honrados y con buenas intenciones, repiten parecidas frases como si fuesen aforismos políticos indiscutibles. Ante la delincuencia de hoy día les gustaría que primara la ley y el orden, impuestos a la fuerza por el poder del Estado. Trujillo era un hombre con don de mando.
Conviene recordar a la gente que Trujillo llegó a mandar un cuerpo policial establecido por las fuerzas de ocupación norteamericanas. Durante el periodo 1916-1924 los infantes de marina de los EUA se dedicaron a pacificar la población. Confiscaron las armas en poder de civiles. Con estas medidas comenzó la erradicación del caudillismo y de la costumbre de levantarse en armas. Cipriano Bencosme y Desiderio Arias pueden considerarse restos de un estilo de vida aplastado ya por la ocupación militar norteamericana.
También es pertinente explicar que en 1930 la mayor parte de la población dominicana era rural. De manera general puede afirmarse que el 80% de los dominicanos vivía en el campo; solamente el 20% vivía en las ciudades. Creo que según el censo de población de 1935 los habitantes de todo el país sumaban un millón trescientos mil. Ahora tenemos 10 millones de habitantes, en las ciudades principalmente; no repartidos en el campo. Controlar ahora es más difícil que en la primera mitad del siglo XX. Sigue siendo importante conocer la psicología social del pueblo dominicano. Balaguer estudió las décimas de Juan Antonio Alix porque el lenguaje vernáculo está lleno de sentido político. Puede usarse al revés y al derecho.