A PLENO PULMÓN
Galeotes políticos

A PLENO PULMÓN<BR>Galeotes políticos

Para evitar confusiones o sorpresas comenzaré por decir que todo cuanto sigue es relato de un relato que escuché en el restaurante “Boga-Boga”.  Este concurrido lugar de la capital dominicana tiene un comedor con el techo decorado con diez remos de alguna embarcación oculta en el cielorraso.  También dispone de barra, botillería, mesas de juego.  Acuden allí: médicos, hombres de negocios, políticos, periodistas, funcionarios públicos, escritores.  Es un punto donde convergen sujetos de todas clases, obligados a remar “en el mar de la vida”.  Es frecuente ver una “mesa heterogénea” alrededor de la cual se sientan cardiólogos, contables, vendedores, políticos, a tomar unas copas de vino, dos o tres tragos de whisky.

Mientras bogan “en el mar de la vida”, hombres de las más disímiles profesiones se acompañan unas horas para intercambiar noticias y fobias y manías.  Después del segundo  trago todos hablan más alto, se expresan con mayor energía.  Algunos pueden “soltarse de la boca” y atreverse a dar “consejos prácticos” a personas mayores de edad que no los han solicitado.  Tener boca es uno de los grandes privilegios de la existencia –cuenta un habitual del “Boga-Boga”-, pues con la boca comemos, hablamos, criticamos al gobierno, besamos a las mujeres, nos reímos y roncamos al dormir.

 Boga es un pez comestible muy abundante en España; su nombre procede del latín: “boca”.  Ese pescado forma parte de las “municiones de boca” del hombre común en la península ibérica.  Al autor del relato con que cerraré esta nota le llaman “el bogavante”, que es el nombre del primer remero en el banco de una galera.  Este bogavante llamó a cierto periodista para decirle: siéntate aquí; voy a hacer declaraciones “fuera de récord”, que no podrás publicar ni referir a tus amigos.  Ese periodista es quien me ha hecho el relato del bogavante.

–“Ustedes son galeotes condenados a remar durante siglos.  Trujillo gobernó 31 años; Balaguer 22 y Leonel cumplirá 12 el año que viene.  Si agregas doce más de gobiernos perredeístas, la suma llega a 77 años.  Esto es “toda una vida”, como canta el bolero.  Siempre sufriendo los mismos abusos y malversaciones.   Sólo nos quedan las obras públicas: el Palacio Nacional, las presas, el Metro”.

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