A PLENO PULMÓN
Hablar inglés de goleta

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A comienzos de los años cincuenta vivía en la ciudad colonial un jovencito llamado Tothoy.  Decían que era huérfano y lo había criado “un extranjero”, amigo de su padre.  Nos reuníamos a menudo en una diminuta plaza triangular situada entre las calles Mercedes y Luperón.  En la punta del triángulo había un roble enorme que soltaba desde la copa miles de flores.  No teníamos gran interés en el árbol.  Era mucho mejor tocar la cubierta metálica de una luminaria, instalada al lado del roble, que “daba corriente”.

Nunca pensamos en la posibilidad de recibir una descarga eléctrica mortal.  Reunidos en “el triángulo”, los niños recibimos la noticia de que se había derramado un tonel de caucho en el muelle de Santo Domingo.  Esta sustancia elástica se usaba para hacer pelotas “con capacidad de rebotar”.   Cinco muchachos, encabezados por Tothoy, corrimos al muelle a recoger del suelo la preciada “materia prima”.  Nueve  toneles estaban “de pie”,  completamente cerrados; sólo uno aparecía volcado.  Todos pudimos conseguir el anhelado “bolón saltarín”.  Un celador de aduanas nos dijo: “ya está bueno, retírense; vendrá gente de la compañía de seguros.”

–¿Viste esa goleta con dos camarotes en la cubierta?   pregunté a Tothoy.  –Yo conozco a Juan-Navegante, contestó; podríamos volver mañana.  Al día siguiente nos presentamos frente a la goleta.  Miré uno de los camarotes con puerta corrediza y techo curvo, de  una sóla agua, pensando que alguna vez viajaría a Curazao, pasajero en un camastro parecido.  Repentinamente, corrieron la portezuela y salieron del camarote dos piernas de mujer.    –Es la amiga de Juan-Navegante, explicó Tothoy.     –No caben los dos en un sitio tan estrecho, dije.  –No; pero ella lo espera metida ahí. 

La mujer se arregló la falda, que la brisa  había subido a los pechos.  “Tothoy sabe mucho de los muelles”, murmuraban mis amigos; también “sabe de mujeres”, añadían.  -¿Quién es ella?  –¡Oh!.. la mujer del navegante.  Él habla inglés y papiamento; viaja a Saint Thomas y Curazao.  Ella quiere irse en la goleta para aprender a hablar inglés.  –¿Cómo se llama?  –Por “la navaginante” la conocen todos. –¿No será “la navegante”?  –No; es la “navaginante”.  Es una mujer que “se defiende” con la navaja y con la vagina. 

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