Ni el mundo va hacia la paz, ni los pueblos se encaminan hoy a la justicia social, ni las economías marchan en busca de la prosperidad. En nuestra época los trastornos sociales, económicos, políticos, son de tal magnitud, que no dejan fisuras por donde puedan filtrarse esperanzas fundadas. Los gastos militares de EUA, China, Rusia, se expresan estadísticamente en cifras astronómicas. China gastó en armamentos 120,000 millones de dólares en 2010; los EUA van a la cabeza con 700,000 millones; Rusia invierte en equipos militares sumas extraordinarias; está en el tercer lugar, compitiendo con Francia y el Reino Unido.
Muchos otros países, más pequeños, más pobres; con menos responsabilidades internacionales, también han hecho grandes inversiones de carácter militar. La compra de armas de todas clases alcanza volúmenes enormes: en Asia, en Australia, en la América hispánica. Naciones con severos problemas colectivos -económicos y políticos- se dedican a la producción o a la compra de armas de alta tecnología. Submarinos, tanques, bombas, misiles, parecen ser más importantes que la comida o el empleo estable. Son preferibles proyectiles inteligentes, aviones no tripulados con gran poder destructivo y sofisticados mecanismos electrónicos. El espionaje internacional extiende estas normas de refinamiento tecnológico en todo el planeta.
En el campo político están de moda otra vez procedimientos antidemocráticos que fueron la regla en décadas pasadas. La momificación ideológica es visible en los discursos de muchísimos políticos. Conservadores y revolucionarios repiten consignas acuñadas hace cincuenta años. ¿Neoliberalismo o neosocialismo? ¿La dictadura de mercados financieros especulativos o el dirigismo estatal bajo control de un sólo partido? ¿Poner las monedas por encima de todas las cosas? ¿O privilegiar el empleo y la producción? ¿Libertades públicas o coerción dictatorial?
Se ha dicho que el hombre progresa y regresa, que da tumbos o traza círculos, que vuelve a experimentar con lo que ya había probado. Para el ciudadano común ha llegado una hora difícil. No parece que habrá sosiego desde el lado de las armas o de las monedas. Los sufrimientos causados por esos dos motivos suelen ser dramáticos. Los abusos políticos vienen a ser coronación de dolores creados por guerras y crisis económicas. Aterrados ciudadanos impotentes sacarán frágiles sables para enfrentar monstruos de tres cabezas.