Los países industrializados saben “todo cuanto puede saberse” acerca de Haití y la RD: historia, demografía, producción económica, minerales del subsuelo, educación, “nivel de empleo”, salubridad. Las Naciones Unidas distribuyen todos los años datos y cifras estadísticas sobre ambos países. No hay misterios en lo tocante a recursos naturales, alimentación, migración.

Llaman “Índice de desarrollo humano” a un cuadro estadístico comparativo de “datos” concernientes a un país determinado, que se relaciona con otros países y presenta en escala. Hace mucho tiempo circularon en la RD algunas de las cifras que transcribo a continuación. La tasa de crecimiento del producto interno bruto de la RD, entre 1975 y 1995, fue de 3%; en Haití, en el mismo periodo, fue apenas de 0.4%.  En esos veinte años crecimos 2.6% más que nuestros vecinos. Los recursos hídricos, expresados en metros cúbicos por habitante, son 66.6 veces mayores en la RD.

Cada dominicano consume 461 calorías más que cada haitiano. El acceso a servicios de salud en la RD cubre hasta 80%.  No se tienen cifras exactas sobre la población haitiana, parcialmente atendida en hospitales dominicanos.  La RD exportó, en 1997, 30.6 veces más bienes y servicios que Haití; e importó 11.7 veces más; ese año el PNB fue 4.6 veces superior en la RD.

La población dominicana excedía en 300 mil habitantes a la población haitiana el año 1997. La esperanza de vida en RD es de 70.6 años; en Haití: 53.7. Los hombres viven cuatro años más que las mujeres en la RD.  Los datos de Haití no distinguen sexos. En la RD las personas que trabajan constituyen el 46% de la población; y mantienen al 55% restante; en Haití, en cambio, el 30% que trabaja – estacionalmente – mantiene al 70%.  Una “tasa de dependencia” que se considera “elevada”. 174 países aparecen en los informes de Naciones Unidas sobre desarrollo humano; la RD ocupa el número 88; Haití está colocado en el lugar 152. ¿Podría ayudar el vecino? Pero las diferencias de psicología social entre dominicanos y haitianos – esencialmente diferencias culturales y no raciales –, esas, no figuran en el cuadro de Naciones Unidas.  Falta la carne de humanidades; el índice no es más que un hueso pelado estadístico.