A PLENO PULMÓN
¿Humanidad dislocada?

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El padre Pierre Teilhard de Chardin fue un paleontólogo jesuita fallecido en 1955.  Entre sus obras más importantes podemos citar: “El fenómeno humano” y “La aparición del hombre”.  De ambos libros existen versiones en lengua española.  El padre Teilhard trabajó en los estudios del cráneo del “homo erectus pekinensis”.  El descubrimiento del “hombre de Pekín” o “sinanthropus” le dio fama mundial.  Los restos de ese antecesor del hombre actual –que construía herramientas de piedra y producía fuego voluntariamente-, fueron examinados por Henri Breuil y Teilhard de Chardin en un lugar de la China llamado Zhoukoudian.

Teilhard formuló una división de las edades de la tierra.  1era, la “litósfera”, etapa mineral primitiva de conformación física del planeta; 2da, la “biosfera”, periodo de aparición de la vida orgánica, vegetal y animal, sobre la superficie de la tierra; 3era, la “noosfera”, época de surgimiento de la razón y el pensamiento en el hombre.  Estos pasos de la evolución (piedras, vidas, razonamientos) deben conducir, según Teilhard, al desarrollo y perfeccionamiento del hombre, tanto de sus capacidades intelectuales como de su conciencia moral.  Ese punto de vista, conectado con el darwinismo transformista,  acarreó problemas a Teilhard con su orden religiosa y la alta jerarquía de la Iglesia.

 Creyente sin fisuras, el padre Teilhard deseaba morir el “día de la resurrección”; pensaba que la evolución del “homo sapiens” culminaría en una “cristología”.  Tenía la esperanza de que el hombre “iría siendo” más sabio y más bueno, en una marcha indetenible, obstruida a veces por los errores, la maldad, el pecado.  El desenvolvimiento histórico de la persona humana “acercaría” a la divinidad.  Esa visión optimista no es compartida por los pensadores postmodernos.  No admiten algunos que “lo humano” en el hombre sea una cantidad creciente.  Es posible, por el contrario, que actualmente sea un valor menguante.

La UASD celebró hace poco un Congreso de Pensadores Humanistas.  He recibido anteayer el escrito presentado por Manuel Matos Moquete.  Tras una larga exposición histórica –abarca lingüistas, filósofos, escritores, poetas-, el autor afirma: “todo este aprendizaje sólo confirma la miseria intelectual de nuestra época. En esas condiciones [… ] no es posible construir ideales [… ] valores trascendentes y acciones que den sentido a la humanidad”.

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