A PLENO PULMÓN
Ideologías y conducta

A PLENO PULMÓN<BR>Ideologías y conducta

En una plaza de Copenhague, cerca del Palacio Real, puede verse la estatua del rey Federico V de Dinamarca; la placa de bronce empotrada en el pedestal le titula “monarca de grata recordación”; y además, informa a los turistas que durante su reinado el pueblo vivió mejor.  Existen gobernantes buenos y malos, sean reyes o presidentes; están “presentes en lo pasado” y en la actualidad. Se conocen las historias de reyes borrachos, soberbios, crueles y sanguinarios, licenciosos o perversos; también de algunos que se distinguieron por su prudencia, disciplina de trabajo, capacidad administrativa, don de mando y buen juicio.

 La buena educación, por tradición familiar o por formación académica, puede influir en estos asuntos, pero no es garantía de resultados satisfactorios.  Reyes piadosos tuvieron hijos malvados; gobernantes cultos e inteligentes engendraron descendientes ignorantes y tontos.  Los historiadores suelen escribir resúmenes esquemáticos de las obras de ciertos gobernantes; por ejemplo: “durante su mandato protegió las artes y las ciencias, mantuvo estable el valor de la moneda; sus previsiones hicieron crecer la economía agrícola e industrial”.  A veces consignan: “construyó grandes obras públicas, perfeccionó el régimen legal existente, consolidó las instituciones del régimen heredado.  Preservó la paz y el orden en su nación”.

 El brasileño Ignacio Lula fue un magnífico Presidente, a pesar de no haber cursado estudios universitarios; en cambio, Carlos Salinas de Gortari, ex presidente mexicano graduado por la Universidad de Harvard, resultó un gobernante pésimo, de “ingrata recordación”.  Fernando Henrique Cardoso, Presidente de Brasil durante dos periodos, profesor universitario, cumplió un papel ejemplar como jefe del Estado.  El Presidente dominicano Antonio Guzmán, fallecido trágicamente, es otro ejemplo de buen presidente sin rigurosos estudios universitarios.  Quiere decir que el carácter y la conducta no “dependen” de los estudios formales.

 El ex presidente uruguayo Jorge Batlle, miembro de una familia destacadísima en la política de su tierra, postulado por el Partido Colorado, salió del poder con todos los honores.  Tabaré Vázquez, otro expresidente uruguayo, postulado por un “frente amplio” de izquierda, gobernó “rompiendo” la hegemonía de los partidos tradicionales: “Colorado” y “Nacional”.  Abandonó el poder honrosamente.  Estos dos casos, en el mismo país, sugieren que la ideología política tiene poco que ver con el carácter y la conducta.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas