La primera rueda de prensa de Juan Bosch en México estuvo dedicada al ámbar dominicano.  Explicó a los periodistas que esa resina vegetal fosilizada se utiliza en confección de adornos de mesa, collares, joyas; dijo que había en el planeta pocos depósitos importantes de ámbar.  Los más notables estaban en los países bálticos, en Chiapas, México, en la República Dominicana.  A veces, dentro de las resinas fósiles quedan aprisionados insectos que vivieron hace miles de años.  En estos casos, su valor arqueológico supera el precio de un simple objeto de joyería.  La RD había sido un país cerrado al mundo por un régimen despótico de tres décadas de duración;  con su gobierno comenzaba una nueva vida democrática.

A juicio del Presidente, la RD necesitaba dar a conocer su producción agrícola característica. Nuestro café podía ser tan bueno como el café turco o etíope.  Llevó granos de café en un frasco de vidrio transparente.  También se refirió  al ron dominicano; mostró botellas de ron Brugal.  Un país que sale del aislamiento político y económico debe fomentar el comercio de “lo que produce”; y tratar de abrir vías a las exportaciones no tradicionales.  El ámbar dominicano posee una coloración especial que le caracteriza; es algo “propio de nuestra tierra”.

 Pocos años antes de morir Bosch se descubrió un trozo de ámbar que fue valorado en 50,000 dólares; en su interior conservaba un batracio de enorme interés para los naturalistas.   El ámbar dominicano ha llegado a ser, en los últimos tiempos, un “producto-país”, a causa de los diversos colores y tonalidades –verde, azul, rojizo, amarillo translúcido– propios de la isla de Santo Domingo; además, por la frecuente “inclusión” de insectos.  En nuestros días contamos con “Museos del Ámbar” en Santo Domingo, en Puerto Plata.  Juan Bosch sufrió burlas por su “pretensión de exportar”.  Organizar exportaciones suscita aún serias dificultades económicas; y enconadas discusiones técnicas.

“El hombre ha formalizado un intercambio de abalorios entre Caonabo y Moctezuma”, decían riendo algunos políticos conservadores al saber que Bosch habló en México sobre cacao, café, piedras de ámbar.  Muchos de los que le ayudaron a alcanzar el poder, conspiraron después para derrocarle.  El pretexto lo ofreció la siguiente rueda de prensa.