A PLENO PULMÓN
Jaulas de cotorras

A PLENO PULMÓN<BR>Jaulas de cotorras

El mundo no está hecho de papel periódico machacado con agua y almidón. Solamente ustedes los periodistas suponen que  puede modelarse como una bola de arcilla.  No sé cómo pierden el tiempo proponiendo utopías sociales, censurando funcionarios públicos,   haciendo denuncias sobre desfalcos y atropellos policiales.  ¿Qué   ganan con luchar contra un muro de piedra? Los periodistas llevan incrustados entre cuero y carne unos teoremas políticos insolubles.  La predica no puede modificar la mentalidad de los políticos.  Para eso se requiere un tiempo más largo que el transcurrido para la evolución biológica de los  anfibios.  Este discurso fue pronunciado de improviso, frente a una estafeta para pagar teléfonos celulares.

 Era un hombre bien vestido, con cara satisfecha y absoluto control de sus gestos. Salió  del lugar  sin esperar que los presentes en la cola dijeran una sóla palaba.  Otro individuo, más joven y menos formal, dijo: parecía estar dirigiéndose a usted. -¿Conoce a la persona que acaba de salir? – No lo conozco, pero supongo que no le gustan las críticas contra el gobierno; y levantando los dos puños juntos añadió: mete el dedo aquí que la cotorrita no está ahí.

 -¿Qué quiere decir con eso de la cotorrita?  -Seguramente usted habrá visto ese juego de niños; los muchachos colocan los dedos como si formaran los barrotes de una jaula; uno le pide a otro que entre un dedo por la abertura para clavarle la uña, como si fuese un pico de cotorra.  La cotorrita siempre está ahí, dispuesta a “picotearte” el dedo.  Es un juego infantil lleno de malicia mundana.  Cada dominicano tiene una jaula con su propia cotorra.  El discurso varía pero la mordida siempre te hiere.

 -Todos los días oigo gente que plantea los temas más escabrosos delante de personas con las que no tiene intimidad.  Unas veces es para poner en apuros al otro; en ocasiones no es más que alarde de bravura fuera del campo de batalla.  Con frecuencia es una invitación a meter el dedo en el pico de algún cotorrón. -¿Qué opinas del “infiltrado” que acumuló una fortuna de 100 millones?  -¿Crees que el procurador debe continuar sus investigaciones contra malversadores? Detrás está el corvo pico de la cotorra.

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