A PLENO PULMÓN
La Casandra al revés

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>La Casandra al revés

Es muy probable que los problemas de la sociedad dominicana se agudicen en los próximos años. Y lejos de ser esto una tragedia, es posible que sea nuestra salvación.  Cuando los problemas crecen hasta “hacer montón”, entonces son visibles y la gente dice: ¡Dios mío, no hay modo de seguir aguantando; hay que hacer algo!  Las premoniciones trágicas de la Casandra clásica advertían a los troyanos la inminente catástrofe. 

Una Casandra al revés debe profetizar que la agudización de los problemas es “el camino de salvación”.  Confrontamos problemas de diversa índole: población creciente, escasez de agua potable, inmigración sin controles, inseguridad ciudadana. La deforestación en las cuencas de los ríos principales es un problema ecológico señalado mil veces por los especialistas.  La desertificación de Haití ha sido mostrada por el célebre oceanógrafo Jacques Cousteau.  Estos asuntos conciernen a la “planta física” de la isla donde nacimos.  Solucionar tan graves problemas no es cosa que se consiga de la noche a la mañana.  Se requerirá de una política tenaz y de prolongadísima lucha.  Lamentablemente, estos no son nuestros únicos problemas.

Hay muchos otros; el más grande es que no creemos será posible resolverlos; no confiamos en nuestra propia capacidad de acción.  Estamos derrotados antes de empezar porque una bajísima auto-estima nos vuelve pesimistas.

Sólo la educación podría ayudarnos a superar esas limitaciones.  Pero la educación rinde sus frutos a largo plazo, lo mismo que las campañas de conservación de la naturaleza.  El auge del consumo de drogas es causa del enriquecimiento del traficante; y del aumento de la criminalidad.  El ciudadano común, indefenso y atemorizado, no se atreve a decir esta boca es mía; no toma ninguna iniciativa.  Así, entre inhibiciones e intimidaciones, no abordamos nunca unos problemas cuya solución nos permitiría vivir menos inconformes. Sufrimos también otra clase de problemas: políticos, administrativos, institucionales, que podrían tener solución en periodo relativamente breve si un grupo de dominicanos decididos se empeñara en lograrlo.  Los empresarios deben ser mencionados en primer lugar: porque son más ricos, porque producen bienes y empleos, porque están acostumbrados a acometer proyectos, a resolver conflictos, a dirigir personal.  Pronostico que cuando el agua nos llegue al cuello veremos movilizarse a todos los dominicanos.

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