A PLENO PULMÓN
La caseta electoral

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>La caseta electoral

Mañana los dominicanos tendremos que ir a votar. Así lo dispone la Ley Electoral y la Constitución de la República.  Algunos dominicanos dicen que no tienen ningún interés en hacer cola delante de las urnas de votación.  ¿Para que? ¡No podré impedir las “vagabunderías” de los políticos!  Por lo que a mi toca, iré a votar bien temprano, aunque no pueda impedir las trapacerías de los activistas de ambos partidos mayoritarios.  Otros dominicanos votarán, gozosamente, por el partido en el que han militado “consuetudinariamente”.  En este punto, perredeístas y peledeístas se comportan en forma parecida a los liceístas y escogidistas.

 Otro grupo de dominicanos lamenta que no haya ninguna alternativa con la fuerza suficiente para contener la llamada “partidocracia”.  Sueñan con que, poco a poco, crezca alguna opción partidista que influya en los resultados electorales de los próximos comicios generales, en 2016.  En los EUA ha funcionado, durante más de 200 años, un sistema político bipartidista.  Republicanos y demócratas se alternan en el poder; los presidentes no pueden permanecer en la Casa Blanca durante más de dos periodos.  El procedimiento electivo es indirecto. A pesar de todos los defectos que podamos señalar, esas instituciones han permitido el desarrollo de la nación y la convivencia social.

 El mundo entero atraviesa hoy por una crisis doble: económica y política.  Existen muchas sociedades que no disfrutan de libertades públicas; también países donde sobreviven precariamente.  Y lo peor es que hay pueblos enzarzados en sangrientas guerras civiles.  Poder ejercer el derecho al sufragio es un privilegio.  Pero eso no quiere decir que la vida pública dominicana sea satisfactoria para las grandes mayorías.  No lo es. Por eso debemos votar: para dejar un resquicio a la posibilidad de alcanzar mejorías sin el uso de la violencia.

 Los partidos políticos pueden “evolucionar”; pueden crecer, desaparecer o transformarse, al hilo de las circunstancias sociales y el carácter de los lideres que los encabecen.  El Partido Dominicano, el Partido Reformista, han experimentado mutaciones; los partidos fomentados o creados bajo el liderazgo de Juan Bosch han sufrido cambios importantes.  El PRD y el PLD no son “maquinarias políticas estáticas”.  La presión pública, las necesidades colectivas, los modificarán finalmente, si entramos en la caseta electoral.

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