A pleno pulmón
La chispa de la vida

<P>A pleno pulmón<BR>La chispa de la vida</P>

 El impulso hacia la vida es una fuerza tan poderosa que aun en enfermos muy graves puede “doblegar” sus dolencias, librarlos de ellas y hacerlos recuperar la salud.  Hasta el sueño profundo de un enfermo sumamente debilitado podría servir de asidero para la vida.  Un hombre aquejado de una severa infección soñó que paseaba en una ciudad europea donde había estado en su juventud.  Las impresiones que le causaron  las imágenes de ese sueño fueron tan vívidas, que el enfermo quiso volver a visitar esas mismas calles antes de morir; la esperanza de ver otra vez aquellos amados lugares lo ayudó  a resistir tratamientos médicos  dolorosos y prolongados.

 ¿Cuáles misterios de la fisiología entran en acción en estos casos? El cerebro humano realiza conexiones que no comprendemos del todo; las proteínas tienen propiedades y funciones cuyos alcances no logran explicar los biólogos.  Tampoco sabemos bien cómo las células del cuerpo mueren y se renuevan continuamente.  También existen enigmas de la memoria y la voluntad que no han despejado las investigaciones científicas más  rigurosas.  Hay personas que sobreviven a la extirpación de tumores cancerosos; otros individuos mueren por causa de una indigestión,  de una espina de pescado atravesada en la garganta.  El hombre común repite: vivir y morir son dos ruletas.

 Los profesionales de la medicina, los científicos investigadores en patología y farmacología, tienen otros puntos de vista “menos subjetivos e ingenuos”, que no proceden de “prejuicios sin fundamentos racionales”, como los del hombre de la calle.  Ningún científico estará dispuesto a decir en público: “matrimonio y mortaja del cielo baja”; cosa que afirman todos los días muchísimas ancianas comadres.  Higienistas y nutriólogos tienen opiniones muy estrictas sobre la buena salud.  Algunos “despistados”, sin embargo, están convencidos de que “sólo se enferman los sanos”.

Las enfermedades infecciosas matan cada día menos personas, excepto en los países muy pobres; las enfermedades degenerativas matan, finalmente, a todo el mundo, tanto en países desarrollados como en el “tercer mundo”.  En Oriente Medio continúa muriendo la gente en guerras, actos terroristas, pugnas religiosas; los tumores siguen causando víctimas en todas partes.  Los accidentes de tránsito producen hoy más muertes que las antiguas epidemias asoladoras.  ¡Viva la vida, de todas maneras!

   

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