A PLENO PULMÓN
La llave extraviada

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¿Qué pueden hacer los dominicanos para “escapar” de sus dificultades sociales y políticas, para salir de la “ratonera” en que sobreviven actualmente? En las jaulas de ratones los movimientos de dichos animales son vigilados a través de intersticios de “tela metálica”.  Los ratones usados en experimentos de laboratorio dan vueltas por corredores previstos, tropiezan con paredes y esquinas; y nunca logran encontrar la puerta de salida.  Los científicos toman en cuenta limitaciones propias de la conducta de ratones adultos.  Estos roedores siempre  “disparan”, instintivamente, las mismas reacciones.

Los políticos, ayudados por “expertos de campaña”, psicólogos sociales, mercadólogos, trazan los “mapas posibles” de la conducta del  electorado.  -¿Son pobres?- ¡Repartan fundas de comida! -¿No tienen educación?- ¡Repitan la misma cosa y prometan todo! Ya está visto que la gente se inclina, reverente y asustada, ante el más poderoso.  Los seguidores de un derrotado pueden contarse con los dedos.  Es preciso ser “un triunfador” o parecerlo.  Oí a un camarógrafo de televisión,  que deseaba halagar al jefe de un partido minúsculo, afirmar rotundamente: “doctor, usted gana en primera vuelta”.

Claro está, ni era realmente doctor, ni podía ganar de manera alguna.  Las artimañas, socarronerías, manipulaciones, engaños, son recursos tradicionales que se emplean en la política dominicana.  Nuestra sociedad no ha sido entrenada –escolarmente entrenada- para realizar tareas en equipo.  Todos queremos cantar arias, ser “solistas”.  Para salir de una ratonera política se requiere de una “actuación coreográfica”, como la de un ballet.  Escapar de una prisión cualquiera exige ingenio e inventiva.  Sorprender con lo inesperado ha sido arma principal de vendedores y artistas, de militares modernos y de la antigüedad.  Campañas, discursos, movilizaciones, tendrían que “cambiar de estilo”.

De lo contrario no despertarían entusiasmo en una población “descreída y desencantada” ¿Cómo ha de presentarse un candidato en un barrio pobre si desea ser escuchado?  ¿El único camino es “invertir en medios de comunicación”?  ¿No hay modo de saltar sobre “la guerra de las papeletas”?  Los dirigentes barriales han aprendido mucho con los comités de defensa contra delincuentes.  “Sincronización comunitaria” podría ser el nombre de una nueva disciplina, que deberemos adquirir si no queremos vivir a merced de delincuentes audaces, que sólo confían en “su  propio poder predatorio”.

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