A PLENO PULMÓN
La piedra pómez

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>La piedra pómez

La piedra pómez es lava endurecida; una materia muy porosa, de color gris, con tan poco peso que puede flotar en el agua.  (“Vomito frío de volcanes” le llamaba un viejo farmacéutico, con intención de hacer reír a los niños).  Se usaba para pulir cualquier superficie; producía resultados comparables a los que se atribuyen a la “lija de agua” que emplean hoy los desabolladores de automóviles.  En la ciudad colonial de Santo Domingo, en los años cincuenta, se utilizaba la piedra pómez para “rebajar” callos, suavizar manos estropeadas por exceso de lavado o fregado.  No era un “artículo de ferretería” sino una sustancia que se adquiría en las farmacias.  “Producto de boticario”, decían entonces.

Los boticarios vendían regularmente varias clases de piedras: piedra lipe, para curar aftas y excoriaciones bucales; piedras de azufre para experimentos escolares de química y brujerías; piedra pómez, para “descurtir rodillas sucias” o reducir callosidades en las plantas de los pies.  Algunos colegios realizaban sencillos experimentos químicos.  Para “obtener hidrógeno” se echaban trocitos de zinc en una botella de dos bocas; luego se vertía adentro ácido clorhídrico diluido y se envolvía el recipiente en una toalla húmeda; entones se colocaba una vejiga en una de las bocas; el hidrógeno desprendido del fondo iba llenando la vejiga ante los asombrados ojos de los estudiantes.

En aquella época, “pasar la piedra pómez” era una expresión usual, aplicable en un montón de situaciones.  Cuando una persona joven mostraba un temperamento intolerante o altanero, los familiares de mayor edad comentaban: “ya se encargará la vida de pasarle la piedra pómez”.  Si un sujeto era nombrado en un cargo y carecía de tacto para el trato con los subordinados, inmediatamente alguien opinaba: “todavía le falta la piedra pómez”.  De personas enriquecidas repentinamente por un premio de lotería, se decía: aprenderán poco a poco, “a medida que los vaya puliendo la piedra pómez”.

Eran críticas amables, “comprensivas”, con esperanzas “de perfección futura”.  La piedra pómez, ciertamente, es una piedra abrasiva; como todas las piedras del mundo, es un objeto sólido.  Pero por ser la más liviana de las rocas, proporciona un acabado más suave a hombres y mujeres.  Es una pena que haya desaparecido completamente  del mercado.

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