A PLENO PULMÓN
La pirámide invertida

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El artículo de Félix de Azua “Sobre los altos bajos fondos” que dominan la vida de hoy, menciona “la criminalidad de los estamentos supuestamente honrados como los políticos, los jueces, las grandes familias, los policías.”  Quiere este escritor que surjan “novelistas del género negro” que tomen como tema central la “delincuencia masiva” del primer decenio del siglo XXI: “la corrupción política, policial, bancaria y la necesaria complicidad de caciques locales.”  La cantidad de fondos monetarios de que disponen sujetos de “los bajos fondos” es, realmente, altísima.  El Presidente de México, Felipe Calderón, ha dicho en la OEA que delincuentes de alto nivel podrían financiar las campañas de muchos candidatos presidenciales.

Félix de Azua cita en su escrito la novela “Delitos a largo plazo”, de Jake Arnott, un narrador británico nacido en 1961.  El libro fue publicado en Inglaterra en 1999. Ahora se publica de nuevo, en español.  He visto una entrevista al autor, en Internet, en la cual explica “la función” de los personajes y su conexión con la corrupción en el Reino Unido entre los años sesenta y ochenta.  No he tenido oportunidad de leer esta obra, que ha levantado una polvareda entre periodistas, sociólogos, políticos, ensayistas, académicos de la historia.

Para enterarse de que la corrupción reina en todas partes solamente es necesario leer los periódicos.  Pero para entender cómo operan algunos mecanismos de poder será preciso leer novelas.  La vida es “una realidad narrativa”, afirman los pensadores de la Escuela de Madrid.  Algunos sociólogos, embebidos en teorías clásicas -comtianos y marxistas-, creían en la existencia de “jerarquías sociales piramidales”, las cuales actuaban de arriba hacia abajo.  La corrupción, según opinan los estudiosos de Michel Foucault, puede desarrollarse al revés.

El policía raso que recibe una dádiva ocasional preferiría recibirla continuamente; para ello debe contar con la complicidad del cabo y del sargento; y éste con la del teniente que, a su vez, debe involucrar al coronel.  Un nuevo jefe policial recibirá un cofre lleno de tributos, que no espera, ni ha procurado.  Pero  no podría rechazarlos sin poner en peligro su vida.   Oponer resistencia significa atentar contra la estructura de un edificio, estrechamente articulado, que actúa dentro y fuera de la institución.

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