A PLENO PULMÓN
La segunda estación

A PLENO PULMÓN<BR>La segunda estación

El primer punto de un “proyecto colectivo de vida común” para los dominicanos ha de ser la defensa de los recursos naturales.  Se trata de un asunto sobre el cual es factible fundar un “acuerdo general”.  La nación, el sentimiento  nacional, se compone e hilvana alrededor de aquellos temas en que la gente “está de acuerdo”.  Un “proyecto de nación” que de sentido y legitimidad a la acción coercitiva del Estado es –en ultimas cuentas– un “conjunto de consentimientos”.  Sabemos que  sin bosques no hay agua, que sin bosques y agua no hay agricultura; sin agricultura no hay comida y sin comida no hay manera de sobrevivir. 

La primera estación del vía-crucis es “la planta física” de la RD.  Bosque, agua, agricultura, comida, es una cadena de evidencias tangibles.  Disponemos de centenares de viveros donde criar las plantas que convienen a cada terreno, que sean útiles para cada comunidad del país.  Todos: panteístas, “naturistas”, religiosos deístas, materialistas y espiritualistas, pueden “abrazar la causa” de proteger la naturaleza.  La segunda estación del vía-crucis es el mantenimiento de la infraestructura económica de la isla.  Poseemos notables obras de infraestructura: puentes, canales de riego, carreteras, presas, centrales hidroeléctricas, túneles, viaductos.  Contamos con veinte y tantas presas; forman un activo que no tiene ninguna isla del Caribe. 

Trabajar en la reforestación de las cuencas exige vías de acceso, riego metódico, transportación, equipos pesados, personal; con los costos correspondientes.  Lo bueno del caso es que existen esas infraestructuras; con fallas, deterioros, “incompletitudes”.  Pero ya no es necesario construir las presas de Tavera, Valdesia, Rincón.  Es obvio que necesitan ser conservadas, perfeccionadas, cuidadas, renovadas o completadas.  Resolver estos problemas es menos costoso que erigir los embalses e instalar los generadores hidroeléctricos.  No hay obra de ingeniería que no requiera  reparaciones, atención técnica, renovación, mantenimiento general.

Conectar estas dos porciones de la vida colectiva dominicana no debe ser difícil para un verdadero líder político.  Auxiliado por académicos, publicistas, periodistas, técnicos especializados, podría acometer esta tarea básica para unir los dominicanos en un “proyecto de vida común”.  En los gobiernos de Balaguer y de Leonel Fernández se han construido costosas obras.  Significan “radicales modificaciones” de la naturaleza.  Usémoslas como “plataforma” de cohesión nacional.

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