A PLENO PULMÓN
La septuaginta

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La edición de ayer del periódico “Clave” trajo la noticia de que Franklin Franco ha renunciado a ser miembro de la Academia Dominicana de la Historia. La información transcribe fragmentos de la carta en que explica los motivos de su renuncia.  Al leerlos hemos sabido que en la revista “Clio”, órgano publicitario de dicha Academia, se afirma que  Franco se opuso  “a que el señor Roberto Cassá fuera coordinador del  proyecto Historia General del Pueblo Dominicano”.  Se dice también que la actual directiva de la institución procede en forma “autoritaria y antidemocrática”.

Una nota de “antecedentes” acompaña la noticia de la renuncia de Franco; en ella informan que el Archivo General de la Nación auspicia la publicación de la Gran Historia del Pueblo Dominicano.  Un relato que abarcará: “desde la prehistoria hasta el año 2000”.  Costará quince millones de pesos; y será escrita por 72 intelectuales dominicanos.  Tendrá seis tomos con quince capítulos cada uno.  El Estado financiará el libro.  Es muy extraño que se fije de antemano el número de capítulos que “debe” contener cada tomo, antes de realizar un trabajo de investigación en el que participarán tantas personas.

 En el siglo III A.C. un gobernante de Egipto ordenó traducir el Antiguo Testamento del hebreo al griego.  Encargó de esa tarea a 72 sabios judíos.  Esa Biblia se conoce como “la de los setenta” o septuaginta.  ¿Por qué setenta? ¿Es número cabalístico bibliográfico? ¿Por qué debe comenzar con la prehistoria?  La prehistoria de la isla de Santo Domingo ¿es distinta de la de Cuba o de cualquier otra isla de las  Antillas?   El “pueblo dominicano” existió como tal a partir del momento en que “adquirió” su identidad y surgió el gentilicio “dominicano”.  Los tainos son únicamente “primeros pobladores de la isla”.  Sin duda, no eran dominicanos, ni de nacimiento, ni de origen, ni cultura, ni lengua. 

La dominicanidad es un producto histórico reciente, fruto de la mezcla de negros  y blancos, con un ingrediente mínimo de sangre taina.  No conozco la “intimidad” de las pugnas entre historiadores. No puedo, con tan poca información, saber que ocurre en realidad.  Solamente formulo preguntas: ¿15 millones para investigación? ¿Cuál será el costo de editar la obra?

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