A PLENO PULMÓN
La silla del tullido

A PLENO PULMÓN<BR>La silla del tullido

La mujer que sacó la cabeza por la puerta se llamaba Adelfa o Adolfa, tal vez Adela; no lo recuerdo exactamente. Era una mujer robusta, de ojos grandes y negros; abrió completamente la puerta y pudimos verla de cuerpo entero.  Me pareció que ya había cumplido más de cincuenta años; su anticuado vestido verde, los ademanes de brazos y manos, la decisión con que nos abordó, indicaban que la señora era “todo un carácter”.  –Soy Adolfa, los he visto a los dos desde arriba cuando daban una limosna al inválido en silla de ruedas, al entrar al “mini-market”.  Después vi su asombro, al salir, cuando aquel hombre trataba de volcar la silla del tullido.

 –Así es, señora; entramos a comprar una bebida; el inválido nos persiguió en la silla, pidiéndonos dinero.  Yo le di un billete de cincuenta pesos; no se cuanto le daría mi compañero.  Preguntamos donde vendían periódicos en este pueblo. Entonces entramos en una casa de cambio de monedas; al salir topamos con el inválido gritando malas palabras, maldiciendo a los que le rodeaban; un sujeto sacudía la silla de ruedas y maltrataba al lisiado.  El humilde pordiosero de hacia unos minutos parecía un verdadero demonio.  El que empujaba la silla intentaba sacarle la cartera al limosnero inválido.

 –Lo que no saben ustedes es que son hermanos de padre y madre.  El de la silla quedó paralítico después de un accidente en la carretera nueva.  Le gusta tanto el alcohol que le llaman “el alambique”.  El hermano dice que quiere quitarle el dinero para que no beba; no es cierto; le roba las limosnas para drogarse con morfina.  Espera a que se duerma para revisarle los bolsillos; sacude la silla porque sabe que su hermano oculta dinero en el cojín del asiento.

 –Vivo aquí hace veinte años; conozco a los pobres del pueblo y a los que tienen casas de veraneo en los alrededores.  Al quedar viuda decidí retirarme; puedo vivir de lo que me dejó mi marido y lo que heredé de mis padres.  El pueblo está lleno de maleantes de todas las naciones.  Ya ven ustedes, estos dos son hermanos, nacieron en la misma casa y “se comportan como perros”.

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