Artistas, poetas, escritores, son a menudo tildados de arrogantes, egocéntricos, caprichosos. Algunas veces les endilgan motes terribles: genios intratables, talentos desadaptados, sujetos con la cabeza en las nubes. Estas ideas quizás procedan del Renacimiento italiano, de los relatos de Vasari sobre la vida de pintores florentinos, romanos, boloñeses. También pueden ser estereotipos de conducta excéntrica extraídos de ciertos poetas franceses del siglo XIX. Los escritores románticos pretendían no parecerse a nadie en el mundo; alardeaban de no tener antecedentes, ideológicos, ni estéticos.
Esta tradición no opera en la actualidad. Centenares de artistas e intelectuales de hoy, no practican extravagancias para estimular la creatividad. Pero los prejuicios persisten por encima de cualquier razonamiento. Ocurre igual con los filósofos. La sola mención de la palabra filosofía sugiere miradas perdidas, actitudes extramundanas, esto es, fuera de las realidades ordinarias. Los filósofos de la antigüedad clásica fueron sustituidos por los llamados filósofos sociales, ideólogos de la Revolución Francesa. A estos últimos los han suplantado con economistas.
Hace muchos años, el profesor norteamericano Robert Heilbroner llamó a los economistas filósofos de la vida material: The worldly philosophers. Su libro se editó con ese título, en inglés y en español. Adam Smith, David Ricardo, Tomás Roberto Malthus, Carlos Marx, John Maynard Keynes, Thorstein Veblen, Joseph Schumpeter, fueron los objetos del estudio de Heilbroner: la personalidad de cada uno, sus doctrinas, las sociedades en las cuales les tocó vivir. He leído recientemente que George Soros, exitoso operador de fondos de inversiones, es considerado un filósofo de las finanzas. Ha escrito varios libros, entre ellos Alquimia de las finanzas; también numerosos ensayos acerca de la globalización de la economía.
Hiperrealismo es el nombre de la doctrina de Ray Dalio, director de una empresa financiera que supervisa 75,000 millones de dólares, según Wall Street Journal. La revista Forbes estima que Dalio tiene una fortuna de 4,000 millones de dólares. Otro filosofo nuevo es Nassim Taleb, corredor de bolsa y autor de un libro que goza de fama general: El cisne negro, centrado en lo altamente improbable. Los calificadores de riesgos, después de la crisis financiera, se han vuelto expertos en probabilística fallida. ¿Regresamos a los presocráticos, en una Jonia con rascacielos, depresión y publicidad?