A PLENO PULMÓN
Lagartos en primavera

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Lagartos en primavera

Es un hecho visible que desde el comienzo de la primavera las lagartas hembras son perseguidas por los lagartos machos.  En Santo Domingo es muy frecuente oír a un padre declarar: tengo tres hijas hembras y dos hijos varones.  Por tanto, para referirnos a los lagartijos dominicanos, es preferible seguir esa “nomenclatura genérica redundante”.  En los patios con alguna vegetación silvestre, o en jardines adornados con arriates y maceteros, podemos observar docenas de lagartijos luchando por realizar el inaplazable acto de apareamiento.  La aproximación amorosa en las aves casi siempre está precedida de algún trino o reclamo característico.  No parece ser así en los lagartos.

 Los lagartijos sacan una membrana debajo de la cabeza que parece una papada de anciano; no sabemos si tiene la función de amedrentar a otros lagartos con la apariencia de mayor tamaño o si es indicio de furia y preámbulo de ataque.  He visto algunos encuentros bélicos entre lagartijos que disputaban por un insecto.  También los he visto subir y bajar el cuerpo con las patas delanteras, como si se entrenaran en un gimnasio.  Pero la verdad es que son nuestros atletas de campo y pista quienes imitan a los lagartos cuando “hacen lagartijas”.

 Sorprendí a un lagarto persiguiendo activamente a una lagarta; la alcanzó, la inmovilizó agarrándole el rabo, y en un ágil salto “la montó”, como un gallo “pisa” a una gallina. No escuché ruidos que sugirieran dolor o placer.  La lagarta no se movió en ningún momento, lo cual interpreté como “el consentimiento” del acto venéreo. Pudiera ser que las fuertes patas del saurio no le permitieran librarse de él; en este caso se trataría de una violación.  Los anatomistas llaman lagarto al músculo largo del brazo que va desde el hombro hasta el codo.

 No estoy interesado en averiguar los hábitos sexuales de estos reptiles.  Recién operado de un ojo quise examinar los diversos matices del color de las hojas y tope entonces con los lagartijos.  Un amigo periodista me dijo burlonamente: si comienzas con pequeños lagartijos, puedes terminar con grandes “saltacocotes”.  La política dominicana ha degenerado en un  “torneo de saltacocotes”.  –En lugar de “lagartijos en primavera”, deberías escribir sobre “el otoño de los saltacocotes”.

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