A PLENO PULMÓN
Lápidas para perros

A PLENO PULMÓN<BR>Lápidas para perros

Hace muchos años vi una lápida mortuoria dedicada a un perro llamado Cariñoso. La habían instalado en medio de un cuidado jardín que formaba parte de la vivienda de los amos del perro. La lápida estaba rodeada de esas flores color yema de huevo conocidas como “Fiesta del Cosmos”.  Debajo de su nombre decía: “Siempre nos miraba con buenos ojos”.  “Murió envenenado por la intolerancia de un vecino.  Dic. 1982”.  Todas las personas que han criado perros conocen el significado de las miradas de sus mascotas.  Algunos perros miran a sus dueños con piedad cuando creen que están en apuros, económicos o de salud.

Si un viejo pasa un día entero sin salir del dormitorio, aquejado por una gripe, el perro lo esperará en la puerta, con la cabeza levantada y el rabo en movimiento.  Los ojos del animal llevarán en las córneas dos preguntas: ¿qué te ha pasado? ¿Te sientes mejor?  Hay personas que atribuyen lenguajes cifrados a los perros; resoplidos, gruñidos, ladridos, aullidos intermitentes, tienen para ellos significados precisos.  Los naturalistas sostienen que el ladrido del perro es una “casi palabra” que han ganado en la domesticidad.  Algo de que no dispone el perro salvaje. El perro convive con el hombre desde el periodo paleolítico superior.

La vida y el desarrollo del perro doméstico han estado unidos al hombre durante muchos milenios.  Se alimenta, en principio, de lo que el hombre desecha, beneficiario de las cacerías humanas, ayudante perseguidor de liebres y antílopes.  Parece que el lóbulo frontal del perro doméstico ha experimentado evoluciones que no han tenido lugar en el perro salvaje.  De la utilidad del perro nadie duda; hay perros ovejeros, perros guardianes, perros sabuesos, perros lazarillos, conductores de ciegos. 

He visto perros que detienen vehículos, ladrando o interponiéndose, para que unos niños crucen las calles sin peligro.  En España, un perro salvó a un cazador durante una nevada cubriéndolo con su cuerpo hasta que llegaran rescatistas.  La compañía de un perro puede ayudar a los escritores en momentos de esterilidad literaria.  Un “perro comprensivo” podría parecer una construcción imaginaria.  Sin embargo, existen miradas de perro que no están movidas por el hambre.  Creo que ciertos perros merecen recibir honras fúnebres.

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