A PLENO PULMÓN
Las tres ideologías

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Las campañas electorales de los síndicos de Santo Domingo han girado alrededor de tres “ideologías municipales”.  La primera de estas “ideologías” se define conceptualmente con una frase característica de Corporán de los Santos: “aaayyy”.   Hace una semana Inés Aizpun mencionó “el monumento al grifo”, esto es, a la llave de agua.  Corporán hizo montar un grifo en la Avenida George Washington que parecía estar suspendido en el aire.  Echaba agua continuamente; y, continuamente, un mecanismo volvía a “reciclarla”. Se “presentó” para que los capitaleños pensaran en las mejoras del servicio de agua potable, en los muchos acueductos recién inaugurados o en proceso de construcción.

 La segunda “ideología de campaña” difundida por un síndico fue la de Johnny Ventura, compendiada en la expresión: “¡qué rico mami!”.  Ambos síndicos gozaron de grandísima popularidad.  Eran personas apreciadas por la comunidad, con apoyo político partidario.  Sus actividades artísticas, el hecho de ser  productores de televisión, contribuyeron a la difusión de esas dos “ideologías populares comprimidas”: “aaayyy” y “¡qué rico mami!”.  Eran lemas escuetos de significación polivalente.  Funcionaban como compuertas semánticas que abrían en múltiples direcciones.

La tercera “ideología de alcalde en campaña” la introdujo el actual síndico Roberto Salcedo.  Se formulaba en un “slogan” doble y misterioso: “fuiquiti-fuácata”.  Sin duda, representa una “ideología” más compleja y moderna que las otras; mucho más juvenil  y “avanzada”.  Es un pensamiento político completo, puesto que además del “fuacata” –que a veces sale mal-, tiene el “fuiquiti”, que sale bien siempre.  El movimiento de tira y agáchate –implícito en el “fuiquiti-fuácata”-, es como el ritmo “ying-yang” de la filosofía china compilada en el Tao-Te-King de Lao Tse.

La dupla verbal “fuquiti-fuácata” se parece a la operación repetida de una enlatadora; remeda nuestra época industrial; evoca el triunfo de las máquinas; contiene un ruido de locomotoras, turbinas, bielas.  No en balde surgió  27 siglos después del “ying-yang”.   “Fuiquiti-Fuácata” es un lema expeditivo.  Sugiere que las cosas pueden arreglarse rápidamente, en un abrir y cerrar de ojos, como si dijéramos “abracadabra”.  Incluye algo de conjuro mágico.  El síndico rompe aceras, pone bancos, planta árboles, siembra setos vivos, instala monos, arañas, elefantes, jirafas. “Fuiquiti-Fuácata”, ya está hecho; Fuiquiti-Fuácata, ya está comprado; Fuiquiti-Fuácata, ya está gastado.

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